¡Ábrete sésamo!
Por: Anaisis Hidalgo Rodríguez / http://lademajagua.cu
“¡Ábrete sésamo!”, exclamó Raúl Marín Leyva, la primera vez que cosechó ajonjolí, y al sacudir las alargadas vainas presenció el aguacero de semillas oleaginosas que al prensarlas en el molino, le abrieron las puertas a uno de los tesoros más cotizados de la cocina: el aceite.
Por aquel entonces, Marín Leyva formaba parte de un proyecto de la Estación experimental agroforestal de Guisa, institución que, a fines del pasado año, divulgaba en la red social Facebook la exitosa experiencia, con rendimientos de 23 litros de aceite por cada quintal de semillas de ajonjolí, conocida también como sésamo.
Hoy, Marín Leyva pone en práctica la sabiduría adquirida en su parcela, la cual alista para la nueva siembra tras las recientes lluvias.
ACERCAMIENTO AL CULTIVO
Según la literatura especializada, el ajonjolí es una planta herbácea de porte erecto y ramificado, que alcanza hasta 1,50 metros de altura, con cultivo anual y un ciclo que puede variar de 90 a 130 días.
Sus flores maduran formando numerosas vainas que contienen semillas oleaginosas. Estas, al procesarse, generan un aceite comestible que, además, es fuente de calcio, tiene propiedades antinflamatorias y entre otras bondades, mejoran la salud cardiovascular.
APUNTES PARA LA PRÁCTICA
Para Martín Leyva este es un cultivo muy noble y más fácil de cosechar que el girasol:
“Yo me enamoré del ajonjolí de una sola vareta, esta variedad permite sembrar más junta la planta, trabajar más cómodo durante la recolecta y tiene buen rendimiento.
“Lo puedes cosechar, y sin miedo, guardarlo cinco, seis meses, que no influye. Mientras más seco mejor, porque cuando está verde, el gusto del aceite es diferente.
“Siembro dos surcos y dejo uno de por medio. Todo manual. Abro la zanja en el surco y con la yema de los dedos esparzo las semillas, algunos utilizan un pomito, cada cual tiene su técnica; lo ideal es que otra persona vaya tapando la semilla.
“En esta área, -refiriéndose a los 70×40 metros- empleé una libra y media de semillas, por aquel entonces estaba el quintal a 600 pesos, o sea, que me salía la libra a seis pesos; hoy han cambiado estos números, pero igual es rentable. Coseché unos nueve quintales de ajonjolí y me rindieron 22 litros de aceite por quintal”.
Marín Leyva recomienda que al sembrar la tierra esté bien húmeda, para que el sol no seque la semilla a los dos o tres días, y no verter mucha tierra al taparla.
“La planta demora 15 o 20 días en germinar, pero ya cuando coge un tamañito, va pa´ arriba. Nunca lo fumigué y no la atacaron las plagas. Es una mala hierba, ni los chivos se la comen.
“Ya, a los 90 días, está listo para la cosecha. Lo recomendable es hacerlo cuando la mata vaya botando la hoja y el forro esté pintico, bien sazón, aunque siempre el de la punta demora un poquitico más. No se puede pasar mucho.
“Yo corto los mazos con el machete, los recuesto sobre las estacas y los dejo seis o siete días. Luego, pongo una manta, le doy unos golpecitos al mazo y se desprenden las semillas.
“Acostumbro a llevarlo a Cuatro Caminos, allí hay tres máquinas de particulares que se dedican a la extracción de aceite mediante compresión. Como son máquinas inventadas, el proceso de extracción de aceite es lento. Dándole tres pases, se demoran en un quintal hora y media aproximadamente”, especifica.
La masa restante de la molienda es rica en proteínas, así que se puede usar como alimento para ganado bovino.
“La calidad del aceite es buena. Hay que dejar que repose. Después uno coge una vasija grande, le echa un litro de agua y lo pone al fuego. El agua es para que lo ayude a cocinar y no gaste aceite, sino agua; algunos le echan un fongo, con este método dicen que le sale un gustico medio amargo, pero nada desagradable al paladar.
“Este que voy a sembrar ahora es para la casa. Por allá por Arroyo Blanco y la Güira, el litro de aceite está a mil pesos. Con esta siembra tendré un alivio grande para la familia.
“El cultivo exige pocos nutrientes, se desarrolla en una gran variedad de suelos, es resistente a la lluvia, la sequía, las plagas. No da pérdidas. Pasamos trabajo con el aceite, porque queremos”.
Más distante, un campo de ajonjolí reverdece entre plantas de tomate: “Esta fue la semilla que germinó luego de la cosecha”, explica Noris Nilda Valdés Osoria, quien ahora asume la tutela de la finca La soledad, tras fallecer su esposo.
“Yo recogí 80 libras de semillas de ajonjolí y me rindieron 13 litros de aceite. Al inicio es amarillo como un bijol, pero a medida que lo procesas va aclarando. Es muy espeso y poco gastador, por lo que rinde cantidad, ¡y para freír, es una maravilla!
Desde 2010, reportes de prensa de la Agencia Cubana de Noticias y de Granma se hacían eco de las potencialidades del ajonjolí en el Occidente y centro de Cuba como cultivo capaz de proveer grandes volúmenes de aceite vegetal y como alternativa rentable para el autoconsumo.
El cultivo del ajonjolí para extraer aceite de forma casera es realidad probada; no utopía. Solo urge apostar por actitudes emprendedoras como estas.
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