Por Anet Martínez Suárez y Gabriela González González

Pudiera parecer cuestión de película de ciencia ficción, una visión futurista de un fenómeno extraño al ser humano, pero el cambio climático cada día deja su huella precisamente allí donde habita el hombre. En las costas, lo que algún día fue transformado por la acción del ser humano puede quedar en terreno del mar, considerado por unos un señor vengativo, para otros un guardián de la naturaleza.

Ante el evidente impacto del cambio climático, surge la Tarea Vida como un Plan de Estado cubano dirigido a mitigar los diversos efectos y lograr una mejor adaptación a las consecuencias de este fenómeno.

En el caso de la provincia de Matanzas, las zonas costeras pertenecientes a la ciudad cabecera y a los municipios de Cárdenas, Ciénaga de Zapata y Martí serán unas de las más afectadas, según estudios realizados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

El ascenso paulatino del nivel medio del mar y la mayor frecuencia e intensidad de huracanes transformarán paulatinamente el escenario de la provincia, al ser un territorio altamente vulnerable, pues más del 60 por ciento de sus costas constituyen zonas bajas o muy bajas.

UNA TAREA DE TODOS

La identificación de las zonas, áreas y lugares priorizados de la Tarea Vida se basa en proteger a la población amenazada, garantizar la seguridad física y alimentaria, así como el desarrollo del turismo.

La primera de las acciones estratégicas del Plan de Estado consiste en no permitir las construcciones de nuevas viviendas en los asentamientos costeros vulnerables y reducir la densidad demográfica en las zonas bajas costeras.

No obstante, aunque las zonas altas corren menor riesgo con respecto a la penetración del mar, estas se pueden convertir en sitios vulnerables ante la cercanía de eventos meteorológicos extremos como ciclones tropicales.

Alfredo Cabrera Hernández, coordinador del grupo Costatenas, explicó a Girón que el huracán Irma ratificó el resultado de los estudios sobre el cambio climático y al mismo tiempo demostró que donde quiera que las condiciones naturales, ya sean dunas o manglares, estaban conservadas y bien manejadas, los daños fueron mínimos.

“La mejor manera de sobrevivir sin problema a los ascensos del nivel del mar y a los eventos extremos es restaurar los ecosistemas, lo cual significa restablecer las dunas con su vegetación adecuada si estamos en una zona de playa, así como los manglares, formación vegetal que ocupa la primera línea de playa y que protege al ser humano de cualquier afectación. En el caso de las costas rocosas resulta preciso restaurar el camellón de tormenta (rocas con la vegetación de uva caleta).

“Si eso implica en algunos casos retirada y reubicación, pues hay que hacerlo, porque el objetivo no es que te muevas, el objetivo es preservar el ecosistema natural y salvaguardar vidas”.

VIVIR CERCA DEL MAR

Luego de seis meses del paso del huracán Irma, un equipo del Semanario volvió a recorrer esa franja del litoral norte matancero conocido como La Costa. Allí, en un espacio donde convergen frondosos árboles con el mar, encontramos a Mercedes Zazo Enrique, una mujer testigo y víctima de ese último fenómeno atmosférico que afectó tierras cubanas.

Cuenta que tras más de 40 años viviendo en el lugar, ella y su familia han sobrevivido ilesos a varios ciclones, como el Lily y el Michelle. Por ello, nunca imaginaron que un día su vivienda de mampostería pudiera desaparecer del mapa.

“Cuando vinimos para acá nos dieron un documento firmado por guardafronteras que nos permitía construir. Aquí nació mi hijo que tiene 44 años, mi hija de 32, mi nieta de 21 y mis otros dos nietos que siempre han vivido conmigo. Nos han visitado funcionarios de Vivienda para indicarnos que no podemos fabricar más y que nos otorgarán un terreno en otra zona. Quiero que mi hija y mis nietos sí vivan en ese lugar que el Estado nos cederá, pero mi esposo y yo no queremos irnos de aquí, porque tenemos una finca de ganado mayor llamada Santa Teresa, la que tiene un contrato con el Estado. Si nos vamos, será muy difícil controlar y proteger los toros”.

Aunque uno de los principales objetivos de la Tarea Vida es garantizar la seguridad de los seres humanos, convencer a una persona a que abandone el sitio donde transcurrió la mayor parte de su vida deviene una cuestión compleja. Un asunto que sobrepasa los límites de las leyes y de las políticas gubernamentales hasta llegar al terreno de las ciencias sociales, como la Sicología y Sociología.

“Esta soledad a todo el mundo no le gusta, pero a mí sí. Yo llegué aquí con solo 16 años. He vivido siempre en este lugar, me sería muy difícil adaptarme a la vida del pueblo”, agrega Zazo Enrique.

En ese paraje signado por la tranquilidad, también habita Leonardo Insua Pastrana, quien ahora reside en un pequeño cuarto donde antes se ubicaba un grupo electrógeno. Después de aquella tragedia acaecida en septiembre, le acechan otras tormentas: la preocupación de tener que abandonar la zona.

“Mi casa era de canto, pero de teja de fibrocemento. Me la dejó un hombre que era de La Habana. Hace 14 años vivo aquí. Yo no tengo más casa, me divorcié y mi esposa se quedó con ella. Yo vivo muy feliz, me siento bien en La Costa”.

En busca de respuestas sobre el tema llegamos hasta la Dirección Provincial de Vivienda, el Consejo de Administración Provincial, así como la Dirección Municipal de Matanzas y la Provincial de Planificación Física.

En estas dos últimas instancias encontramos la mayor cantidad de respuestas. Pedro Pablo Pérez Santos, subdirector técnico de la Dirección Provincial de Planificación Física, arrojó luz sobre la problemática. “En esa franja nadie tiene ni tenía propiedad legal de sus viviendas. En Cuba no existen leyes para construir casas de veraneo o recreo. Sí existen leyes que permiten poseer tu casa de veraneo. ¿Pero, cómo se obtienen? Puede ser por donación o porque algún familiar que falleció y la heredaste.

“De las más de 160 personas afectadas, solo 11 residían permanentemente allí. A estas últimas, aun en condición de ilegales, el Estado les ofrece un sitio en otra zona donde construir su propia casa, porque no tienen otro lugar de origen. Los restantes poseen viviendas en áreas urbanas y acudían a La Costa para realizar fiestas, ir a pescar, a pasar el fin de semana”.

El directivo explica que mucho antes de ocurrir el último evento meteorológico extremo, ya estaba previsto en el plan de reordenamiento reubicar a esa población.

“Esas casas están fuera del límite urbano, no cuentan con ningún servicio. La electricidad es por tendederas. Allí no disponen de unidades cercanas de atención médica, no existen bodegas, escuelas, ni transportación local. Es decir, son zonas de minería, de petróleo, agricultura, no son espacios para el hábitat”.

Por otro lado, Aida Raquel Enríquez González, directora de Planificación Física Municipal de Matanzas, manifiesta que “en el caso de la familia de Mercedes Zazo, se le concederá un terreno de más de 100 metros cuadrados y se les otorgará un subsidio de 85 000 pesos para construir una vivienda de 25 metros cuadrados. Luego, mediante sus propios esfuerzos, podrán ampliarse”.

 

“Después del levantamiento en el que participó además la Dirección Municipal de Vivienda y la Dirección Municipal de Trabajo, se acordó que las personas que no tienen residencia permanente deben retornar a su lugar de origen”.

La tarea 10 del Plan de Estado establece la necesidad de priorizar medidas y acciones para elevar la percepción de riesgo y aumentar el nivel de conocimiento y el grado de participación de toda la población en el enfrentamiento al cambio climático.

En ese sentido, entre los actores que intervienen en la implementación de la Tarea Vida deben incluirse profesionales que cuenten con las herramientas para adentrarse en aquellas comunidades vulnerables y construir un diálogo capaz de generar conciencia y actitudes responsables.

No es cuestión de caprichos ni exageraciones científicas. Vivir en armonía con el mar en una ciudad bendecida por él nos permitirá aprovechar al máximo sus bondades y desafiar su furia de forma segura.(Girón)



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