Voluntad política y preparación para alcanzar la Soberanía Alimentaria

*Los municipios son la clave esencial

*Las circunscripciones las células base

Profesores del Curso
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Por: Gerardo González Quesada. Delegación Provincial Las Tunas

Si tuviera que evaluar las dinámicas empleadas para crear las capacidades necesarias en función de la mejor comprensión e implementación de la Ley 148 Soberanía Alimentaria, Seguridad Alimentaria y Nutricional, sobre 10 le doy los 10 puntos a los encargados de llevar adelante la tarea, organizada y dirigida por la Escuela Ramal de la Agricultura (ERMA).

Más que una nueva Ley para coadyuvar a vigorizar la producción de alimentos a partir de todos los recursos endógenos de los territorios, tomando como célula productiva la circunscripción, bajo la dirección del Gobierno Provincial y de los Intendentes en los municipios, es el camino expedito para producir los alimentos que necesitamos.

El desarrollo sostenido de los patios familiares, el dominio de las formas productoras en las zonas de los consejos populares, en cada municipio facilitará poner en práctica las soluciones adecuadas para el soñado y necesario autoabastecimiento municipal y el acceso libre a los alimentos inocuos, la correcta nutrición y disponer en un futuro no lejano de la cantidad, la diversidad y la diferenciación que nos llevará a la sostenibilidad en términos de seguridad alimentaria.

De ahí que los talleres municipales, la consolidación de los grupos de alimentos en esos territorios son claves decisorias para que la producción avance con el esfuerzo de todos.

Cuatro direcciones esenciales están definidas en esta compleja labor de implementación de la Ley 148: la sustitución de importaciones; el incremento de las producciones agrícolas, la inocuidad de los alimentos y la real posibilidad de una mayor exportación.

Tales propósitos, demandan objetivos claros y precisos y metas bien concebidas y articuladas entre todos los actores involucrados en el desarrollo de la Soberanía Alimentaria, no como concepto, sino como conjunto de acciones que en los municipios y en las estrategias de desarrollo municipal tengan la necesaria atención, sistematicidad y seguimiento, sobre todo en los proyectos de desarrollo local.

Junto a esa estrategia se requiere cerrar ciclo en la aplicación de la ciencia y la innovación, entendida esta última como el grupo de actividades dirigidas a alcanzar mejoras continuas en los procesos productivos a escala municipal.

Se requiere contar, entonces, con un municipio sólido, emprendedor, capaz de aglutinar alrededor de tan importante propósito el mejor potencial científico del territorio y dirigir las acciones a los cultivos estratégicos como el plátano, la yuca, el boniato, la malanga y las hortalizas tanto las más tradicionales, como las de hojas que mayor consumo demandan de la población.

Junto a todas esas acciones la educación de las más jóvenes generaciones necesita cultura alimentaria y nutricional incorporada a sus planes de estudio, fortaleza en los especialistas de higiene y epidemiología y en los de comercio, entre otros actores.

Las herramientas para producir desde dentro los alimentos que necesitamos, están diseñadas, las vías para lograrlo explícitas, los conocimientos creados, la voluntad política expresada en la Ley 148, solo falta la acción de las mujeres y los hombres para dar el golpe a tiempo en la agricultura y juntos llegar a la Soberanía Alimentaria, Seguridad Alimentaria y Nutricional que necesitamos en el plazo más breve. Excelentes los talleres dirigidos por los especialistas de la Escuela Ramal de la Agricultura (ERMA) a todo lo largo y ancho del país y con los representantes de los ministerios involucrados, en esta noble y necesaria tarea.



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