Ventajas de utilizar la fibra de maní como parte de la alimentación en el ganado. (II Parte)
Por: Departamento de Inocuidad de los Alimentos (CENASA), perteneciente al Ministerio de la Agricultura
Distintos ganaderos alrededor del mundo han conocido las ventajas de utilizar la fibra de maní como parte de la alimentación en el ganado, dado que no solo provee de beneficios nutritivos para este, sino además resulta una fuente económica de alimentos.
La contaminación de los frutos de cacahuate (Arachis hypogaea L.) por el hongo Aspergillus spp. (productor de aflatoxinas) en los campos de cultivo está directamente relacionada con periodos largos de sequías, que provocan que el fruto inmaduro empiece a deshidratarse en el suelo, bajo condiciones de altas temperaturas y ambientes secos.
La contaminación de los cacahuates también puede presentarse después de que éstos son expuestos al ambiente, durante el periodo de la cosecha, si no son rápidamente cosechados, secados y mantenidos en almacenes, con una humedad relativa baja y la aplicación de las Buenas Prácticas de Almacenamiento (BPAL).
Los agricultores no pueden controlar las condiciones ambientales propicias para la prevención de las aflatoxinas en cacahuate; sin embargo, la aplicación de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y medidas de prevención para la contaminación reducen o previenen la presencia de estas micotoxinas. Estas sustancias pueden causar enfermedad y muerte, tanto en animales como en seres humanos.
La seguridad alimentaria juega un papel importante para las empresas, asegura la calidad de un producto para que se encuentre en condiciones óptimas para el consumidor. En el caso de los frutos secos son productos que, al encontrarse en condiciones adecuadas, presentan una larga conservación, por lo que es necesario que en todas las fases del proceso los ambientes sean los adecuados, cumpliendo con los valores bajos de humedad para conseguir su conservación y a su vez la eliminación de contaminantes fúngicos y bacteriológicos.
Por ejemplo, las Aflatoxinas afectan a todas las especies de animales, siendo más sensibles las aves, cerdos, conejos y rumiantes. En la aflatoxicosis se perciben tres formas clínicas de esta enfermedad.
Aguda: puede sobrevenir la muerte sin signos clínicos después de una situación de estrés; se manifiesta con depresión, ataxia, disnea, anemia y epistasis. En los brotes agudos en cerdos, las muertes ocurren después de un corto período de inapetencia. Otros signos agudos incluyen vómitos, depresión, hemorragia e ictericia.
Subaguda: estos animales presentan ictericia, hipoprotrombinemia, hematomas (principalmente subserosos y subcutáneos), enteritis hemorrágicas con prolapso rectal y ascitis; puede sobrevenir fotosensibilización secundaria. Los brotes subagudos son más comunes, con falta de crecimiento, debilidad, anorexia, crecimiento reducido y eficiencia alimenticia disminuida y ocasionales muertes súbitas. En intoxicaciones leves se observan pelos erizados, letargia y pérdida de peso. Miembros y vientre presentan color púrpura.
Crónica: esta forma posiblemente es la que más importancia tiene en la economía de los animales de granja; puede ocurrir reducción del consumo de alimentos, disminución de la producción láctea, pelo áspero, anemia, abdomen agudo, ictericia leve e inapetencia. En este estado de la enfermedad es muy difícil su diagnóstico. La intoxicación crónica se manifiesta con disminución en la ganancia de peso, inapetencia, mala apariencia e icterícia.
Elaborado por: Departamento de Inocuidad de los Alimentos CENASA
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