Una mirada a las principales Encefalitis equinas en las Américas
Por: Dr. William Leandro Fajardo Salazar. Centro Nacional de Sanidad Animal (CENASA), perteneciente al Ministerio de la Agricultura
Se le denomina arbovirus a un conjunto de virus transmitidos por artrópodos, a este grupo pertenecen más de 500 virus, de los cuales, aproximadamente 150 causan enfermedades en el humano. Las encefalitis o encefalomielitis de origen viral que afectan a los équidos, se han clasificado como miembros de la familia Togaviridae, género Alphavirus; la Encefalitis Equina Venezolana (EEV), la Encefalitis Equina del Este (EEE) y la Encefalitis Equina del Oeste (EEO), las cuales son enfermedades zoonóticas transmitidas por mosquitos (vectores) y con capacidad de producir epidemias caracterizadas por el desarrollo de síndromes neurológicos al causar meningo-encefalomielitis en los équidos (caballos, asnos y mulas) y humanos afectados, con grados variables de morbilidad y letalidad.
Los padecimientos provocados por estos agentes son importantes debido al impacto negativo en lo económico y social que ocasionan y por sus repercusiones en la salud pública. Para la vigilancia y el control, se debe considerar también el Virus de la Encefalitis del Nilo Occidental otra enfermedad transmitida por mosquitos también conocida como Fiebre o Virus del Oeste del Nilo (VON), perteneciente a la familia Flaviviridae del género Flavivirus.
Los caballos son los principales amplificadores de los VEEV epizoóticos durante las epidemias. Otros mamíferos no parecen ser epidemiológicamente significativos en la transmisión, sin embargo, en humanos se ha informado la presencia de viremia suficiente para infectar mosquitos y en algunos casos bovinos y cerdos. Muchas especies de mosquitos y otros insectos hematógenos pueden transmitir VEEV epizoótico. Algunos vectores eficientes pueden ser: artrópodos de los géneros Culex, Aedes, Anopheles, Mansonia y Psorophora.
En los caballos, las cuatro encefalomielitis (EEE, EEO, EEV y VON) tienen una presentación clínica muy similar. Algunos individuos desarrollan infecciones asintomáticas o casos leves sin signos neurológicos, y son los sujetos más jóvenes o inmunocomprometidos, los que comúnmente muestran signos clínicos más graves.
Los signos incluyen fiebre de moderada a alta, anorexia, depresión, falta de apetito, déficit en la actividad de los nervios craneales (parálisis facial, debilidad de la lengua y dificultad para tragar), cambios de comportamiento (agresión, mutilación o somnolencia), anormalidades en la marcha o signos severos en el sistema nervioso central, tales como recargar o presionar la cabeza contra objetos, desorientación, ataxia, ceguera, movimientos circulares y convulsiones.
También se observan episodios de excitación, prurito intenso, movimientos de carrera cuando están postrados y paresia (parálisis parcial). No hay tratamiento específico para estas afecciones y la terapia es de soporte tanto en équidos como en seres humanos.
El comportamiento epidemiológico de dichas zoonosis obedece a ciclos que involucran vertebrados silvestres, mosquitos vectores, aspectos ecológicos y demográficos, relacionados con factores étnicos, conflictos sociales, migraciones, política de fronteras, entre otros, por lo que, para su estudio, prevención y control, se hace necesaria la participación de diversas disciplinas y la cooperación y coordinación entre varios sectores.