Trayecto agrícola
Por: Luis Machado Ordetx / https://www.vanguardia.cu/
Santo Domingo traza estrategias escalonadas para mayores producciones de cultivos varios y la necesaria sustitución de importaciones. Un camino en la ampliación de las ofertas estables y la disminución de los precios de venta de los alimentos. |
«Ahí va La Tremenda», escuché decir a un campesino. No supe de qué se trataba hasta que divisé el rótulo trasero de una sembradora de granos —principalmente frijol— adicionada a un viejo tractor MTZ-80, y vino la pregunta: «Es un equipo importado?».
—¡No, qué va! Está hasta descolorida. El tractor también fue reparado. Hace años, a ese hombre que ve allí, llamado Luis Hernández Bouza, socio de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Mariana Grajales, en Cascajal, le dio por hacer adecuaciones a un viejo equipo SUP-24 para siembras mecánicas y lo adecuó a un Saxonia, y ahí usted lo ve dando la hora todavía —precisó el guajiro.
Nubes de polvo rojo, allá por Cayo Bejuco, delataban el trasiego de medios rodantes en la preparación de suelos para plantaciones de cultivos varios, entre boniato y frijol, y los futuros campos de papa aguardaban por la llegada de las simientes de importación.
Jorge Martínez Cabrera, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Cascajal, perteneciente a la Agropecuaria de Santo Domingo, señaló quién era el innovador de la sembradora, única de su tipo en la localidad para prestar servicios a los sectores estatal y campesino-cooperativo. En la conversación aclaró que la entidad dispone de un equipo similar, pero no tan ajustado como aquel que observábamos.
Un saludo bastó para conocer a Hernández Bouza y preguntarle por las adecuaciones técnicas que le realizó al equipo una década atrás. Dijo que desde entonces no se rompe, y sólo hace mantenimientos y pequeños ajustes para lograr el tapado uniforme de la semilla, con un consumo de 7 libras de granos por cordel cuadrado. Explicó que la medida era algo así como 414 metros cuadrados según el calibre de la simiente. El tractor, acotó, tiene un arrastre de arado que elimina residuos de cosechas anteriores, tapa el grano de frijol y compacta la línea de siembra.
Son cosas del ingenio del cubano. No hay otra opción; así el trabajo del hombre resulta menor y se gana tiempo. Ante la pregunta de si había formalizado patente a su innovación, Hernández Bouza sonríe de manera humilde y hasta casi socarrona:
—¡No me diga nada! El día que fui a Santa Clara al Fórum de Ciencia y Técnica me tragué las palabras y apenas pude explicar en qué consistían las adecuaciones. Eso fue en 2015, y me entregaron un certificado. El mayor premio está aquí, en el surco, principalmente en un período en el cual el frijol de importación se hace difícil de adquirir por el país y en el mercado cuesta un “congo” una libra para hacer un potaje.
El hombre continúa su explicación: «No crea, el sistema de transmisión (correas y poleas) resulta complejo en el equipo de arrastre. Desde la rueda motora del tractor se ejecuta la distribución de las semillas que pasan por un agujero, y se le hacen ajustes para ahorrar granos en una siembra uniformada.
«El pasado año planté unos 4000 cordeles (165.6 hectáreas) en suelos estatales y privados. La preparación del suelo y la calidad de la semilla definen la germinación y los rendimientos de la cosecha. Aquí tenemos máquinas eléctricas de riego agua, y mire cómo están los campos sembrados con anterioridad. Ahora la plantación sigue a ritmo ascendente. Tal como pintan las cosas, con dos cosechas al año, y si no caen plagas y enfermedades, a pesar de la escasez de recursos, todo será de excelencia en la obtención de semillas y de alimentos. Y fíjese, argumentó, eso se lo aseguro», señaló.
Máquina 2
Con unas 37 ha para cultivos varios, la Máquina 2 tiene un colectivo laboral dirigido por Alfredo Guillén Letter, y figura como caballo de batalla entre los agrícolas de Cascajal. Durante la pasada campaña papera obtuvieron 23 t/ha, considerado entre los mayores rendimientos de Villa Clara. Eso posibilitará hacer próximos repartos de unos 400 000 pesos de utilidades entre los seis trabajadores.
«Aquí sembraremos 27 hectáreas de papa —de las 63 que incluye en su programa la UEB de la localidad— con simientes importadas. Disponemos de otras 9 ha de plátano en fomento. Nosotros aspiramos siempre a lograr la eficiencia productiva, y cuidamos con desvelo nuestros campos», afirmó el espigado hombre que habla con satisfacción de la protección de la máquina eléctrica y los recursos destinados a las plantaciones, así como de la calidad en la preparación de suelos para incrementar los rendimientos agrícolas. «De todo eso, con exigencia, depende el sostenimiento de las familias», aclaró.
Martínez Cabrera, el director, precisó que de las cinco máquinas eléctricas para riego de agua, con unas 144 ha en total, el 80 % de las superficies están selladas con cultivos varios, principalmente boniato, plátano, yuca y frijol. Unos están listos para cosecha y otros en fomento. «A pesar de las limitaciones con fertilizantes y otros químicos, y de la escasez de petróleo y piezas de repuesto para la maquinaria, no podemos dejar áreas vacías, y cada espacio se protege con sembrados. En eso contribuyen las acciones que ejecutan los colectivos laborales formados en cada pequeña unidad productiva», declaró.
Siembras de boniato y frijol, allí donde la colindancia con la papa no lo permite, surgen aquí y allá. Los suelos ferralíticos rojos, que dejan sus huellas en la ropa y el calzado, atestiguan que excelentes producciones se extraerán en corto tiempo.
Dimensión papera
Días atrás comenzó la siembra de esa vianda en Villa Clara. Santo Domingo y Remedios, territorios con mayores superficies de plantación, fueron los abanderados en asumir las actividades de cultivo con simiente nacional. De las 440 hectáreas que asumirá la provincia, los dominicanos son responsables de 128, el volumen superior.
Bajo tierra, en zonas de Manacas Sur, tienen las primeras 20 hectáreas con semilla cubana. En ese lugar incluirán otras 61 que fomentarán con tubérculo importado, y unas 67 con similar distinción llevarán a campos de Cascajal.
No hay dudas de que, por múltiples razones, los rendimientos agrícolas cayeron de manera estrepitosa y distan mucho de los del 2017, cuando Villa Clara promedió a 25.8 t/ha, volumen que entonces se consideró una de las mejores cosechas de los últimos lustros.
El pasado año los dominicanos se quedaron atrás en los rendimientos de la Reina de las Viandas. Solo consiguieron 18 t/ha, y dicen que ahora la parada subirá, a pesar de disponer de menores recursos que en la anterior campaña.
La productividad, entrega y eficiencia de los experimentados hombres será decisiva para coronar esos propósitos, así piensa Rolando Blondín Borroto, director de Técnica y Desarrollo de la empresa en el municipio.
Durante la campaña invernal, entre el sector estatal y campesino-cooperativo asumirán 2700 hectáreas de cultivos varios y frutales. El tomate, la papa, los granos, y el plátano y la yuca constituyen los principales renglones productivos durante el período.
La explotación de la maquinaria agrícola, el empleo de la tracción animal y de emplazamientos de riego de agua a partir de sistemas eléctricos, el asesoramiento de especialistas del aledaño Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit) y la siembra de semillas certificadas, están en la mira de los agricultores hasta febrero próximo .
Andar por Manacas Sur, Cascajal y otros recintos agrícolas, en franca travesía por los campos, sitúa a esos territorios en una presunta avanzada por obtener mayor cantidad de alimentos y ofertas a la población. También entre las metas, pilar principal de los acopios, está el ánimo de contribuir a la necesaria y urgente disminución de los precios. De ese modo, por supuesto, se dará un paso hacia la sustitución de importaciones y el cumplimiento, de manera más estable, de la concurrencia y las ventas en los mercados. Ese representa el camino.