Talleres de formación de formadores y formadoras: agentes dinamizadores de la Ley de SSAN.
Talleres de formación de formadores y formadoras: agentes dinamizadores de la Ley de SSAN.

Crónica del primer acercamiento de la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional con la educación popular

Por: Mayra Cruz Legón, Directora Jurídica Minag 

“Enseñar no es transferir conocimiento, sino  crear las posibilidades para su producción o su construcción. Quien  enseña aprende al enseñar y quien enseña  aprende a aprender”

Paulo Freire

En el empeño de construir la guía metodológica y cronograma de implementación de la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Ley SSAN), entre las acciones promovidas estuvieron los talleres de formación de formadores y formadoras, agentes dinamizadores de la  Ley de SSAN, los cuales se realizaron del 15 al 21 de Julio de 2022, con el acompañamiento del asesor y amigo de Cuba Frei Betto.

El objetivo general de estos talleres fue contribuir a la formación de formadores y formadoras que dinamicen el acompañamiento, la asesoría  y creación de capacidades endógenas para la implementación de la Ley SSAN a nivel municipal,  a través  de la concepción  político-pedagógica de la educación popular.

En esta crónica pretendo compartir que significó, para una joven jurista del Ministerio de la Agricultura, el primer acercamiento a la educación popular, y precisamente para facilitar la apropiación de los contenidos y herramientas de implementación de la Ley SSAN, en diálogo con las prácticas de las personas participantes.

Cuando habló de educación popular en la formación de capacidades en torno a la Ley SSAN, hablo del proceso rico y estimulante de crecimiento y desarrollo colectivo y personal vivido en estos talleres, que permitió adquirir una visión crítica sobre la realidad en la que estamos inmersos, así como de los sistemas educativos formales que, lejos de ser emancipatorios, contribuyen a mantener y profundizar las desigualdades culturales, sociales y económicas. En lo personal apuesto 100% al desarrollo de la formación de capacidades en relación con la Ley SSAN y su Reglamento a través de la concepción de la educación popular, que en mi definición más sencilla no es más que transitar por la práctica de las personas participantes para ir a la teoría y volver siempre a estas prácticas fortalecidos.

Los talleres realizados, desde su etapa de diseño hasta su cierre, propiciaron, en cada instante, un  clima de confianza e integración, el intercambio de saberes y la construcción colectiva de conocimientos. A mi juicio con un resultado trascendental: La definición colectiva de las continuidades del trabajo de equipos de formadoras y formadores municipales.

Acostumbrada ya a las aburridas capacitaciones basadas en la educación bancaria, quede impactada, y para siempre, con los distintos momentos de estos talleres, las místicas, los ejercicios grupales de presentaciones, la exploración en los acumulados prácticos de las personas participantes, el diálogo constante con los conocimientos de y desde el grupo. Más que coordinar estos espacios, como parte del equipo de facilitadores, disfruté del aprendizaje de una nueva forma de enseñar, donde vale más preguntar y escuchar respuestas, que el poder permanente de la palabra en una sola persona.

Los primeros sentimientos, afectos, compromisos y valores movilizados relacionados con la soberanía en su máxima expresión y la alimentaria como parte de ella, fueron los míos. Sin dejar de mencionar el patriotismo sentido de cada dinámica, la bandera cubana, “Yo soy el punto cubano”, Silvio Rodríguez, nuestras frutas y semillas y por supuesto José Martí, siempre presente, desde la sutilidad de mensajes que intencionan, sin lugar a dudas, la formación política que necesitan nuestros jóvenes y no tan jóvenes.  Lo que necesita la gobernanza con ciencia e innovación en nuestro país: romper resistencias a la interacción y comunicación entre las personas con diferentes roles, cargos, responsabilidades, saberes; así como develar saberes, motivaciones, miedos, consensos y disensos de los grupos sobre nuestras realidades.

Las personas participantes en los Talleres se llevaron consigo rutas construidas por ellos mismos sobre ¿Qué hacer?, ¿Con quién?, ¿Cómo? ¿Cuándo? y ¿Qué necesitamos? para la continuidad del trabajo como equipo de formadores/as, dinamizadores del acompañamiento, asesoría y creación de capacidades para la implementación de la ley SSAN

Una enseñanza importante la descubrí en el momento de la evaluación, donde lo cuantitativo no es lo vital, y las personas participantes aportaron elementos cualitativos significativos sobre el diseño y coordinación, la  dinámica  grupal, el trabajo de las comisiones, la logística, los contenidos y el cumplimiento de las expectativas del grupo y las pautas grupales. Aunque es válido referir que los talleres en una escala de 1 al 5, fueron calificados con más de 4.5 en casi todos los puntos.

Para concluir, resumo que compartí conocimientos de la Ley SSAN y su Reglamento de una manera en que no lo había hecho nunca, desde la práctica de otras y otros, mediante preguntas y respuestas en dinámicas grupales. Aseguro que se acrecentó mi fe por esta Ley, pues no solo desde su texto se promueven cambios fundamentales dirigidos a la autonomía municipal, la descentralización de competencia y el funcionamiento de los sistemas alimentarios locales, sino que también su implementación tendrá una marca profunda de educación popular que de seguro se parece a nuestros campos y a la concepción de soberanía alimentaria.

Cierro como aprendí en los talleres, en círculo y motivando a la continuidad del trabajo de implementación de la Ley SSAN y su Reglamento, desde los principios y  concepción metodológica de la educación popular, para poder abrir este libro en cada municipio de Cuba con las vivencias y compromisos compartidos para alcanzar la soberanía alimentaria, fortalecer la seguridad alimentaria y nutricional, y garantizar progresivamente el derecho a la alimentación sana y adecuada de la población cubana. Pero sobre todo para promover cambios que pongan la vida -en todas sus formas- en el centro de nuestra existencia, sobre la base del respeto a la naturaleza, la cooperación, la reciprocidad y la construcción colectiva.

Desde el quehacer jurídico y docente del Ministerio de la Agricultura, mis más profundos agradecimientos a Frei Betto, al Centro Martin Lutter King y sus excelentes educadores populares y al acompañamiento técnico y logístico de la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y sus proyectos de colaboración.

“La soberanía alimentaria se fortalece en la reciprocidad y sabiduría de los pueblos”.

Vía campesina



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Por:  Mayra Cruz Legón, Directora Jurídica MINAG28/07/2022

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