Yusdany Rojas Pérez
Yusdany Rojas Pérez Foto: Freddy Pérez Cabrera

 

 

Si Yusdany puede, ¿por qué otros no?

Por:  Freddy Pérez Cabrera | internet@granma.cu

El joven de 31 años, uno de los productores porcinos más exitosos del país, ha prosperado a golpe de ingenio y aprovechando cada oportunidad que ofrece el sistema de la Agricultura

A la par de criar cerdos, Yusdany Rojas Pérez también siembra tabaco, lo cual le genera las divisas necesarias para comprar pienso de inicio.

Si él puede, ¿por qué otros no? Tomo prestada la interrogante del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su reciente visita a la finca del campesino Yusdany Rojas Pérez, un joven que demuestra, cada día, cómo –en medio de la tormenta– siempre habrá luces para salir adelante.

Calificado por el Jefe de Estado como ejemplo en la autogestión, el labriego cuenta con más de 800 cerdos en ceba, además de sembrar tabaco, caña, cultivos varios y hasta una pequeña minindustria productora de embutidos. Él evidencia, con su trabajo, que a pesar de las dificultades por las que atraviesa el país, si se labora con pasión y sin temor a enfrentar trabas y problemas, pueden llegar los resultados.

Como dice María, su mamá, ese muchacho nació para luchar y triunfar en todo lo que hace. Recuerda cómo en pleno periodo especial, y siendo un niño que no rebasaba los diez años, ya tenía cuatro puerquitos en la parte de atrás de la casa, los que cuidaba y alimentaba a partir de su propia gestión.

«Fue tal el embullo de Yusdany cuando comenzó a ver los resultados económicos, y lo que podía ayudar al sostén de la familia, en aquellos tiempos difíciles, que llegó a tener 54 cerdos en los corrales que construyó en la parte trasera de la vivienda», rememora la madre.

Luego estudió Gastronomía; sin embargo, lo del joven era la crianza de animales, y a eso decidió dedicarse en cuerpo y alma. Fue en ese contexto que apareció el primer problema, la falta de tierras para poder enfrentar el crecimiento al que aspiraba.

«Yo quería seguir aumentando el número de animales, pero me faltaban condiciones. Entonces me dije, algo tengo que hacer, y la solución fue asociarme, de manera temporal, a un campesino que sí tenía áreas ociosas y una nave abandonada. Allí logré criar cien cerdos», explica Yusdany Rojas Pérez, quien luego solicitó tierras en usufructo, hasta llegar a completar las cinco caballerías de las que hoy dispone para sus emprendimientos.

EL INGENIOSO QUIJOTE DE CAMAJUANÍ

EL INGENIOSO QUIJOTE DE CAMAJUANÍ

A sus 31 años, el joven emula con el Quijote de la Mancha en eso de enfrentar adversidades y tropiezos. Llegar a ser lo que es hoy, uno de los productores porcinos más exitosos del país, le ha costado mucho esfuerzo para poder vencer las barreras que se han interpuesto en su camino, y que ha ido sometiendo, gracias a su filosofía de ver en todos los procesos soluciones y no dificultades.

«El reto más grande fue buscar las fuentes de alimentación para una masa tan grande, ante lo cual decidí sembrar, sin mirar para atrás, yuca, soya, boniato, frijol caupí, y todo lo que me pueda servir para garantizar la comida de los cerdos», explica. Siempre estuvo consciente de que eso no bastaba, por lo cual debía buscar otras alternativas.

Comenzó entonces a establecer alianzas con otros campesinos para que estos sembraran y le vendieran parte de sus cosechas de maíz y otros productos; además de emprender las ventas directas al turismo y la solicitud de créditos al banco para garantizar la importación de piensos, muy necesarios en la etapa inicial de la crianza.

Esa mentalidad de buscar siempre alternativas a las dificultades fue lo que lo llevó a pensar en tener sus propias reproductoras, de las cuales ya cuenta con 90; aunque quiere llegar en breve periodo de tiempo a las 150; lo cual garantizará los pies de cría necesarios para que no falten los cerdos en las numerosas naves que ha construido.

«Cuando le explico a mis amigos y a las numerosas personas que vienen a la finca El Níspero, que muy pronto llegaré a tener 3 800 puercos, algunos me dicen que yo estoy loco, por proponerme una meta tan alta en medio del actual contexto que vive la nación. Yo les digo que no tengan miedo a fracasar; lo fundamental es tener bien organizado el proceso, en especial, la alimentación de los animales», asegura Rojas Pérez.

Con el lenguaje propio de los hombres del campo, habla con optimismo del futuro y ve con muy buenos ojos las medidas que ha tomado la dirección del país para facilitar la producción y la comercialización de los alimentos. «Estuvimos mucho tiempo acostumbrados a que el Estado nos diera todo, como si fuéramos pichones, pero ahora nos han liberado las alas y lo que nos toca es aprender a volar».

Reconoce que faltan fertilizantes, piensos, medicinas y otros recursos; mas, hay que buscar alternativas, como la de aliarse a los científicos de la Universidad Central o del Inivit, y tratar de obtener otras vías de ingreso que permitan enfrentar los altos costos de proyectos «como los que llevo adelante».

Por eso, a la par de criar cerdos, también siembra tabaco, lo cual le genera las divisas necesarias para comprar pienso de inicio; y planta otros cultivos que le sirven para su alimentación y la de los animales; a la vez que fomenta los sembradíos de caña con vistas a establecer una relación con Azcuba, de modo que él entregue gramínea de la mejor calidad, recibiendo a cambio mieles para los cerdos, un proyecto que ha tenido diversas trabas y que espera concretar en los meses venideros.

De igual manera, el emprendedor de Camajuaní ya tiene una pequeña minindustria, para procesar la carne de cerdo que produce, una parte de la cual es convertida en jamón, embutidos, chorizo, salame, jamonada o ahumados, antes de ser vendida en el punto de venta creado para ese fin.

 «La idea futura es convertir esa pequeña empresa en una mipyme, que esté en capacidad, incluso, de exportar esos productos, lo cual llevará una inversión considerable», dice, y agradece el apoyo que ha tenido de las instituciones bancarias del territorio y de las autoridades de la provincia, que han confiado en él para salir adelante.

Cuando le pregunto por las claves del éxito que ha tenido en la empresa en la que está enfrascado, no duda un instante en expresar: «No soy de los que se ponen a llorar ante los problemas, siempre veo el lado positivo de las cosas y trato de buscar opciones para salir a flote».

Al respecto, pone el ejemplo del momento en que inició el proyecto, que fue durante la pandemia, en el que no había cemento ni áridos para echar el piso de las naves de cría; disyuntiva ante la cual decidió emplear ladrillos, lo que salvó la idea, de lo contrario, todavía estuviera esperando.

Otra iniciativa que dice mucho de este joven porcicultor es el fomento, en su finca, de la energía renovable, a partir de la utilización de biodigestores para la cocción de los alimentos que consumen los 86 trabajadores que allí laboran; además de paneles solares destinados a la extracción de agua de la cisterna de fregado, entre otros fines.

 

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Por: Freddy Pérez Cabrera | internet@granma.cu25/09/2022

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