Seguridad alimentaria en medio del asfalto

Por:

Wilberto Wilbe Vazquez Martinez
Wilberto Wilbe Vazquez Martinez

El “trapicheo” con el vecino del tercer piso es ya cosa normal, sin embargo, no es de “esos” como para llamar a la policía, sino para, todo lo contrario, convocar a la prensa capitalina. Y es que Wilberto (Wilbe) Vázquez Martínez nos resuelve desde una mano de plátano Johnson a un apetitoso mango de estación. Nunca quiere cobrar; con un después “nos arreglamos” cada cual sale feliz del “campito”.

Este septuagenario, nacido en Nicaro, Holguín, trajo a La Habana su apego por labrar para luego recoger las maravillas de la naturaleza, de la que se sirve con respeto y cierta veneración. Nuestra comunidad tenía un terreno yermo que logró se le adjudicara para poder atender las “matas” de naranja, mango, guanábana y aguacate, y también para su transformación en un huerto entre asfalto y edificios de micro brigada.

Y si bien considero que desde una maceta no se consigue soberanía alimentaria tal y como reza una publicidad televisiva –en mi opinión con un ejemplo desacertado, por lo reducido del espacio y los ciclos de siembra-, la experiencia de mi vecino como plantador demuestra que basta estar dispuesto a trabajar y a modificar hábitos para positivamente encarar un área con grandes potencialidades agrícolas, redundando en el regocijo colectivo.

Es de esos imprescindibles a los que convoca la máxima dirección de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), y Gerardo Hernández Nordelo, a “¡sembrar su pedacito!”, porque en la capital de los cubanos hay mucho “verde”. Resta atreverse.

Allí crecen además tres tipos de bananos, yuca, ñame, calabaza; hasta el año pasado tuvo ajo aunque desistió de su cultivo porque según refirió, consume bastante tiempo y energías y él no es de “hierro”, mas sus acciones productivas desdeñan sus propias palabras: también cultiva café, el cual ha sido, en ocasiones el salvavidas de nosotros los “fanáticos” a la mañanera cafeína.

Hay que verlo cuando sale raudo para el “campito” cada vez que cae un “palo de agua” o sopla un poquito fuerte el viento siendo frecuente la interrogante: ¿Wilbe todo bien? A lo que responde con una sonora carcajada porque “hasta el diablo le tiene miedo”. Con la aprobación de la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, Wilbe se ve en el espejo en lo que a esfuerzos particulares se refiere, al contribuir, mediante la agricultura sostenible, a su alimentación y a la de sus vecinos.



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03/12/202203/12/2022

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