Ramón Alejandro: fuerte referente de soberanía alimentaria

Por: Rodrigo Motas Tamayo

15 de abril 2024

Ramon Alejandro Basterrechea Puig En esa pequena pizarra esta el dia a dia de la Finca FOTO Rodrigo Motas Tamayo
Ramón Alejandro Basterrechea Puig: En esa pequeña pizarra esta el día a día de la Finca/ FOTO Rodrigo Motas Tamayo

Cuando se habla de soberanía alimentaria en Media Luna, indiscutiblemente Ramón Alejandro Basterrechea Puig es un fuerte referente de lo que  puede hacerse para producir  alimentos, contribuir a los objetivos  del municipio y ayudar al prójimo.

Y es  que este hombre, productor asociado a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Agropecuaria Media Luna, logra con creces, en sus dos caballerías de tierra,  producciones  que satisfacen su canasta familiar, la de sus cinco trabajadores, la comunidad Santa María donde radica y  con un sustancial aporte a las demandas de la localidad donde radica.

Dirigente durante  varios  años  en diferentes esferas en ese costero territorio granmense, cuna de la Heroína de la Sierra y el Llano Celia Sánchez Manduley, Basterrechea Puig moldeó entre sus manos un sueño juvenil y, sobre la base de constancia y esfuerzos, erigió su finca a la que puso por nombre el que alude al dios griego Morfeo.

En pocos años,  la finca El Sueño demostró  su valía  en la producción de bienes y servicios, lo cual avala desde el  2012 la condición de Referencia  nacional de la agricultura urbana, suburbana y familiar.

Unidad, disciplina y esfuerzos

Locuaz,  y seguro de sí mismo, Basterrechea Puig expone números, desde una pizarra  con todos los pormenores  relacionados  con  tierra-cultivo-ganado y producciones, en qué consisten  sus logros  productivos y  la reputación ganada en la comunidad y el municipio.

“De algo estamos seguros, dice,  todo lo que se produce aquí  tiene  un fin y un destinatario  social. Priorizamos la atención a personas  vulnerables y  se garantiza  la  merienda  de los niños de la escuela  de la comunidad;  efectuamos  cumpleaños  colectivos  de los trabajadores  y no somos  ajenos a los problemas familiares  de estos, enfatiza con orgullo.

“Todo es posible,  porque  contamos  con la unidad  del colectivo,   sustentada en la disciplina y el esfuerzo,  y por  ende, en una buena remuneración económica. Por  ejemplo,  un trabajador devenga unos tres mil pesos semanales, más los beneficios en productos de cada cosecha”.

La finca  El Sueño  cuenta  con diez  hectáreas de tierra  dedicadas  a los cultivos varios, cuatro al cultivo de arroz, cada una de las cuales promedia 120  quintales; cuenta  con un programa  ganadero  y otro porcino (diez puercas con partos cada tres meses), a la vez que se cultiva  café, maíz  y frutales.

“Los altos  rendimientos  se respaldan  por el uso  de fertilizantes orgánicos, matas  como plaguicidas  y  el cuidado del medio ambiente. Por ejemplo, en una hectárea  de tierra usamos12 toneladas de estiércol  de ganado. Aquí  todo es ecológico”, expresa con optimismo.

Mini industria El Sueño

 Otro  de los logros  de este productor medialunero es haber hecho realidad, desde hace seis años, una mini industria con objetivos variados. Esta cuenta con alambique, termos de enfriamiento, trapiche y una máquina para hacer  pulpa de mango y guayaba.

Para  su funcionamiento, en temporadas productivas, contrata  una docena de mujeres de la comunidad, quienes logran salarios de 200 pesos diarios, y a las que siempre  se les garantiza  desayuno, merienda y comida: ¨y  si sus muchachos salen de la escuela, aquí tienen el almuerzo¨.

“Hoy  estamos  inmersos  en la producción  de melado  a partir de la caña,  el cual se comercializa  en  zonas montañosas  del Plan Turquino, principalmente,  donde  es muy  utilizado para endulzar el café y otras variantes de la cocina criolla¨, manifiesta sonriente.

¨Ese es nuestro compromiso  en una etapa que comenzó en diciembre y culmina en mayo, mes en el cual comienza la  cosecha  de mango  y  luego, en agosto, la de guayaba,  de las que extraemos  la pulpa, que se comercializa  con la UEB  Media Luna.

¨En ese sentido,  el compromiso sobrepasa las  15 o 20 toneladas  a entregar  de cada fruta, por ello hacemos  contrataciones  con productores  independientes y campesinos, y asociados de la Cooperativa de Créditos y Servicios Juan Manuel Márquez, de Vicana¨, afirma y sentencia: ¨Al final todos ganamos¨.

Y  mucho de cierto  hay  en sus palabras. Allá, en la comunidad Santa María, a siete kilómetros de la cabecera municipal, por la carretera a Cinco Palmas,  se distingue  una finca,  entre varios centenares de plantas de coco y palmeras, que mucho aporta a  la gente del barrio, a los medialuneros y al país, y en cuanto a la producción de alimentos: todos ganamos.




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