Preparación del cantero para la siembra
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29 de abril 2024
Según el instructivo técnico que venimos siguiendo desde la entrega anterior, una vez seleccionada el área y conformado el cantero se procede al acondicionamiento básico del suelo. Esto requiere una preparación, con tridente, a la mayor profundidad posible porque la friabilidad (desmenuzamiento) y aireación en el lecho de siembra –sustrato– resultan imprescindibles para la obtención de altos rendimientos.
¿Qué es un sustrato? Todo material sólido distinto del suelo, natural o de síntesis, mineral u orgánico, que colocado en nuestro cantero en forma pura o mezclado, permite el anclaje de las raíces y puede o no intervenir en la nutrición vegetal.
Los sustratos pueden clasificarse en inertes y activos.
Los inertes se utilizan en hidropónicos, y como no es ese nuestro objetivo sino el cultivo organopónico, veamos cuáles pueden ser activos. Se trata de aquellos que sirven de soporte a las plantas pero intervienen también en la nutrición de las mismas: turbas y minerales activos como la zeolita así como diferentes mezclas de materias orgánicas con suelo.
Características principales de un sustrato activo.
Para obtener buenos resultados durante la germinación, enraizamiento y crecimiento en las plantas se requieren algunas características físicas:
- Elevada retención de agua.
- Suficiente suministro de aire.
- Baja densidad o compactación
- Elevada porosidad
- Estructura estable, que evite la contracción o hinchazón del medio.
Veamos algunas de las anteriores, con más detalle.
Espacio poroso total. Es el volumen del sustrato no ocupado por partículas orgánicas. Se divide en poros capilares (muy pequeños) que son los encargados de retener el agua y los poros no capilares (más grandes), los que, después del riego, se vacían cuando el sustrato comienza a escurrir. Sin embargo, estos no quedan completamente secos, por el contrario, una pequeña y fina capa de agua se retiene alrededor de las partículas del sustrato. Su valor óptimo es de 85% del volumen total del sustrato.
Capacidad de aireación. Es la proporción del volumen del sustrato que contiene aire después de que se ha saturado con agua y drenado. Presenta un valor de 10-30% del volumen total del sustrato. ¿Por qué son necesarios tantos poros y tanta aireación? La respuesta estriba en que las raíces de las plantas requieren de oxígeno para mantener su crecimiento. Tenga en cuenta que los sustratos orgánicos poseen gran cantidad de microorganismos y una intensa vida biológica, demandan, por tanto, grandes cantidades de oxígeno.
Agua fácilmente disponible. Es la retenida por el sustrato y que la planta succiona sin mucho esfuerzo. Los poros llenos de esta después del escurrimiento son los más pequeños y la retienen de dos formas: la planta no logra succionarla o puede absorberla fácilmente. Debido a esto, nos interesa la última y la cantidad total que el sustrato retiene. Si logramos acercarnos a lo óptimo, tendremos disponible del 20 al 30% del volumen que se aplique.