Pivotes para un salto productivo

Los nuevos marcos de siembra y variedades con mayor potencial productivo son parte de los resortes que la nación requiere para colocar más alimentos sobre la mesa familiar

Por: Germán Veloz Placencia | german@granma.cu

Del área atendida por Marcos Cansino saldrá la mayoría de la variedad de yuca CMC 40 que planean extender en el polo productivo de Beola. Foto: Germán Veloz Placencia
Del área atendida por Marcos Cansino saldrá la mayoría de la variedad de yuca CMC 40 que planean extender en el polo productivo de Beola. Foto: Germán Veloz Placencia

Holguín.–La costumbre, lamentablemente, a veces nos hace testarudos y conduce a juicios desacertados, situación de la que no escapan los esfuerzos por elevar la producción nacional de alimentos para reducir la dependencia de las importaciones.

Entre quienes lo admiten está Walter Cuenca Hernández, productor de plátano, quien sembró esa planta de forma tradicional por años; o sea, al cuatro por cuatro metros, a razón de unas 1 250   plantas por hectárea, y en cada una de estas obtenía, como promedio, entre ocho y diez toneladas.

Hace poco tiempo, convocado a aprovechar mejor las posibilidades de riego que posee, incursionó en la tecnología de cultivo extradenso, o como dice, «semiextradenso», para probar. Solo sembró, con un marco de tres metros por 1,50, poco más de 2 200 plantas en un espacio cubierto por una máquina de riego del tipo «enrolladora», y en la primera cosecha duplicó lo que antes obtenía en una hectárea.

«Con la verdadera tecnología extradensa tengo ahora en crecimiento siete hectáreas, con un poco más de 3 000 matas de plátano enano guantanamero en cada una. Hemos calculado cerca de tres veces más por hectárea en la cosecha, en relación con la forma tradicional de siembra».

Admite que, al inicio, le pareció una pérdida de tiempo y dinero no sembrar de forma directa las semillas compradas. Tenía dudas de llevarlas a un pregerminador; pero, al comprobar que en aquel las yemas se convierten en plantas sanas, que se siembran y van creciendo parejas, y aseguran el cierre uniforme del platanal, ya no se cuestiona que hizo lo correcto.

PROMOTOR CON RAZONES

Ernesto Molina Domínguez, subdelegado agrícola de la provincia, sigue con detalles la evolución de la tecnología de siembra extradensa en el plátano, lo que lo ha llevado a ser su convencido defensor y promotor.

«De acuerdo con datos del cierre de octubre del actual año, el territorio tiene 14 825 hectáreas de plátano, la mayoría de secano, sembradas de modo tradicional, al cuatro por cuatro metros. De estar en producción el 80 %, con solo diez toneladas por hectárea, que es el rendimiento mínimo, estaríamos hablando de un poco más de 118 000 toneladas al año.

«Sería otra la situación si, en el universo de 8 500 productores que tienen como renglón principal esa vianda, la parte que tiene posibilidades de riego –incluidos entidades estatales, campesinos propietarios y usufructuarios de tierras– optara por la siembra extradensa. Con esta, los rendimientos son muy superiores».

Sobre esto último, el ingeniero agrónomo Joaquín Almaguer Polanco, experto en viandas en la Delegación Provincial de la Agricultura, aporta información convincente: «Con los clones fhia se reportan unas 50 toneladas por hectárea, y más. Por ejemplo, en la finca de Edimir Font, en el municipio de Freyre, en la cooperativa de créditos y servicios Pablo Humberto Suárez, está logrando hasta 90 toneladas con el fhia 04».

Ambos especialistas afirman que la siembra de semillas pregerminadas, a la vez que garantiza plantas saludables y da uniformidad al desarrollo de la plantación, acorta el ciclo de la cosecha.

Debido al rigor puesto en el cumplimiento de la disciplina tecnológica, también disminuye el impacto de la Sigatoka, enfermedad que ataca las hojas, con secuelas graves para las plantas. El ciclo de ese mal y su umbral de afectación económica también se reducen, por el acortamiento de la etapa de cosecha.

Pero en la provincia hay mucho por hacer para expandir la tecnología extradensa en la apetecida vianda, presente hoy en 205 hectáreas. La batalla, dicen ambos, hay que ganarla mediante el cambio de pensamiento de los productores que disponen de agua y de sistemas de riego, lo cual pasa por el convencimiento y la capacitación, acompañados de acciones emprendidas con inteligencia y sentido práctico.

NUEVOS ENFOQUES VS. MALAS PRÁCTICAS

La yuca es otro de los cultivos esenciales en la provincia. Basta decir que el pasado año, en medio de una sequía severa que incidió negativamente en todos los cultivos, fue la vianda a la que más tuvieron acceso las personas en un periodo de cinco meses.

Los registros indican que, actualmente, el territorio dispone de 9 369,7 hectáreas sembradas. De acuerdo con la cifra, bastaría para asegurar holgada presencia en los mercados. Sin embargo, la situación no es así.

Juan Hernández Santiesteban, coordinador de Agroecología y Ciencia y Técnica en la Dirección Provincial de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, contactado para conocer lo que ocurre en los campos, admitió que en el sector campesino, entre otras cosas, se deben fomentar el cambio de marcos de siembra, el empleo de nuevas semillas y el refrescamiento de las usadas por largo tiempo. De lo contrario, los rendimientos no serán los necesarios.

Sobre el asunto, Molina Domínguez plantea que el Departamento Agrícola y el sistema estatal exigen todo lo concerniente a la población de los campos (número de plantas por hectárea), tras lo cual destaca la progresiva expansión de la variedad cmc 40, de ciclo corto y alto potencial productivo, pues en condiciones de riego supera las 30 toneladas por hectárea, y en secano promedia entre 15 y 20.

«En algunos lugares hay malas prácticas, como sembrar todo a 90 por 90 centímetros, y estamos rectificando que hay variedades de crecimiento ramificado que se deben plantar de 1,20 metros a 1,40, por 0,8 o 0,9 metros, según el caso, porque, de otra forma, las matas competirán por su espacio vital, y producirán menos.

«Existen productores que siembran en el fondo de los surcos, desconociendo lo apropiado de colocar las semillas en la parte levantada por los arados, donde la tierra es más mullida y facilita el desarrollo de la parte tuberosa».

Igualmente, hay que cambiar los enfoques sobre las semillas, dice. Es porque no ha sido posible lograr el escalonamiento requerido para disponer, en los municipios, de clones de ciclos corto, medio y largo, necesarios para estructurar siembras y cosechas.

Persisten situaciones negativas, como la falta de semilla en algunos lugares, porque no la conservan, debido a que consumen toda la yuca que cosechan, situación que muchas veces tiene que ver con la presión del mercado. Es decir, los precios son tan tentadores, que los productores piensan en ganancias inmediatas, y pasan por alto que hipotecan el futuro.

Pero más que proteger los tallos (cangres) de las matas que se arrancan durante la cosecha, la mirada debe estar en la creación y disponibilidad de bancos de semilla. Si estos no existen, se corre el riesgo de tomar las de áreas en producción que pueden estar enfermas o llevan demasiado tiempo en explotación, asegura Yosvany Ferraz Téllez, jefe del Departamento de Viandas y Hortalizas en la Unidad de Extensión, investigación y Capacitación Agropecuaria, de Velasco, en el municipio de Gibara.

Si eso es importante para el refrescamiento de la yuca, igualmente es básico tener en cuenta que la semilla tenga más de diez meses de edad. Los hechos demuestran que, tanto en el sector estatal como en el cooperativo-campesino, se confunden cuando emplean tallos de variedades de ciclo corto, que se cosechan a los siete meses, pero no han completado los tres que les quedan para reunir las propiedades fisiológicas de las que definen el potencial productivo. Y esto, asegura el investigador, igualmente tiene relación directa con la desdichada falta de bancos de semillas.

Para evitar estos desatinos, en el polo productivo Remigio Marrero Álvarez, en la zona de Beola, según explica su directora, Cruz Celia Domínguez Santiesteban, en las tierras bajo responsabilidad del usufructuario Marcos Cansino Pérez, se dispone de la variedad cmc 40 en diez hectáreas, cuyo fin es garantizar, en cada una, semilla con la edad y calidad requeridas para otras seis hectáreas, de manera que se extienda hacia las áreas de los otros 61 productores beneficiados allí con la entrega de tierras estatales para cultivos varios.

«Estos temas se discuten en las asambleas mensuales de productores. Además, los llevamos a las áreas sembradas y les demostramos los resultados. Así vamos logrando una transformación progresiva de nuestra gente, para dejar atrás procedimientos menos eficientes que los recomendados hoy, y aplicarlos donde sea posible».

Marcos Cansino, mientras cuantifica la abundante producción de varias plantas extraídas de una parte del área que atiende, asevera que se ha convertido en un extensionista de los métodos de siembra y cosecha que hoy emplea, más provechosos que las rutinas a las que recurrió por años.

Sí, él y otros productores citados en este material aplican ciencia y técnica.

Los nuevos marcos de siembra y variedades con mayor potencial productivo que emplean son parte de los pivotes que la nación requiere para dar el salto reclamado en el propósito de colocar más alimento sobre la mesa de los compatriotas.Es vital producir bajo el concepto de engrosar la canasta básica con productos obtenidos en el país, y solo adquirir en el extranjero lo que sea complemento.



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Por: Germán Veloz Placencia | german@granma.cu22/12/2023

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