Por: Dirección Forestal y Flora y Fauna Silvestre
De la definición que establece la Ley Forestal sobre patrimonio forestal se entiende que el mismo contiene dos componentes: la superficie de uso forestal con sus diferentes categorías de área y los árboles de especies forestales con independencia de su tenencia y ubicación. Sobre el primer componente hablaremos en este artículo.
En la actualidad, La superficie total del patrimonio forestal de Cuba es de 4 millones l85 mil 660.70 hectáreas. De ellas, son de bosques 3 millones 301mil 204.88, el 31.7% de la superficie geográfica terrestre, sin la superficie acuosa del país. De los bosques, 2 millones 748 mil 898.29 son bosques naturales y 552 mil 306.59 son plantaciones establecidas.
Existen además, como parte de la superficie forestal, 59 mil 844.64 hectáreas de plantaciones jóvenes, 23 mil 784.86 de superficie bajo manejo de la regeneración natural, que aún no se han establecido como bosques y 226 mil 574.26 de superficie deforestada. El área inforestal es de 474 mil 252.06 hectáreas.
Como se aprecia en el siguiente gráfico, el patrimonio forestal continúa con un predominio de los bosques naturales, seguido de las plantaciones establecidas, de modo que la superficie boscosa ocupa el 80% del patrimonio total. El área potencial de bosques actualmente es de 3 millones 584 mil 02.70 hectáreas que representan el 34.5% de la superficie geográfica terrestre, sin la superficie acuosa.
Con respecto al 2019, se produce un incremento de 10 mil 518,01 hectáreas en la superficie patrimonial total. Aumentan las categorías de área Bosques Naturales, Plantaciones Establecidas, Áreas bajo manejo de la regeneración natural y Superficie deforestada, mientras que las plantaciones jóvenes y la superficie inforestal disminuyen. La ordenación forestal, en las entidades que la han realizado, ha devenido en un proceso de ajustes areales como consecuencia de rectificación de medidas y empleo de tecnologías de medición de superficies más precisos (GPS y SIG).
En cuanto a las categorías de Bosques, la superficie boscosa total está mayoreada por los Bosques de Protección con el 50%. Los Bosques de Conservación ocupan el 20%.
Es apreciable que los grupos empresariales especializados en el manejo forestal ocupan el 79% del patrimonio.
Es significativo señalar que en la estructura de los bosques naturales cubanos las formaciones boscosas más representativas son los bosques semicaducifolios, con más del 58%, seguidos de los manglares con el 22%.
¿Qué cambios se produjeron en la cobertura forestal cubana durante el 2020?
Al cierre del 2019, el país había alcanzado un índice de boscosidad de 31.66%, manteniendo el crecimiento casi sostenido de este indicador desde 1959; y el 2020 resultó ser otro año de crecimiento de la cobertura boscosa cubana aportando algo más de 14 mil 300 hectáreas, como resultado entre lo que se gana y se pierde en esta importante categoría de uso del suelo. Tal crecimiento significó que se alcanzara 31.8% de índice de boscosidad, ratificando la tendencia creciente.
Con respecto al 2019, se creció en 0,14 puntos porcentuales, sobrepasando el compromiso planteado en la Estrategia Nacional Ambiental hasta el 2020, que era crecer en 0,1 con respecto al 2019. Condición que se lograría con el crecimiento en 14 mil hectáreas de bosques. De modo que este indicador se sobrecumplió con 300 hectáreas más.
En los últimos años la superficie de bosques ha continuado incrementándose, pero con crecimientos cada vez menores. Con anterioridad las plantaciones daban el mayor aporte; sin embargo, la incorporación de nuevas áreas de bosques naturales a partir del manejo de la regeneración natural está siendo la principal fuente de crecimiento.
En el 2020, la ganancia de nuevas áreas de bosques fue de 1 mil 993 hectáreas de bosques naturales y 12 mil 307 de plantaciones establecidas. Entiéndase como ganancia la diferencia entre lo que se incorpora y lo que se pierde. En ese año se produce una disminución de las plantaciones jóvenes existentes en más de 5 mil 825 hectáreas, lo que significa una alerta, ya que en el futuro inmediato el aporte a la superficie boscosa por concepto de plantaciones será mucho menor si no se logra incrementar el ritmo de plantaciones por año.