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Medidas para dinamizar el pensamiento y la creatividad

Por: Miguel Díaz Nápoles

Las Tunas.- Cuando Jorge Velázquez, integrante de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Cuba Va, de Majibacoa, habla de los vaivenes en suelo tunero de las 63 medidas encaminadas a dinamizar el sector agropecuario, lo hace con la moral que le asiste a quien, junto a su hermano Blas, se ha convertido en un referente de la producción de alimentos y la aplicación de la Agroecología en la comunidad de Blanca Rosa.

En la finca familiar, a la que aportan varias generaciones, la clave para alcanzar el patrimonio actual ha sido siempre la dedicación y el esfuerzo, pero incrementar en cantidad y calidad sus renglones no deja de ser un empeño. Por eso, recibieron con gran satisfacción la noticia de ese paquete de disposiciones aprobado por el Gobierno cubano en mayo del 2021, en busca, además, de atender mejor a quien trabaja en el surco, como el eslabón más importante de la cadena. Pero eso aún está muy lejos de cumplirse.

Dichas normativas tuvieron en cuenta la experiencia de campesinos, expertos y directivos de la Agricultura. De las mismas, 30 son prioridad y otras de implementación inmediata. Incluyen 658 acciones, con metas e indicadores medibles. Están divididas en siete grupos relacionados con la gestión y las finanzas del Sistema de la Agricultura (ministerio, empresas y productores), programa productivo, sistema cooperativo, los cuadros del sector, la ciencia, innovación y comunicación y comunidades agropecuarias.

Un asunto complejo como este requiere, sentenció el vice primer ministro de Cuba Jorge Luis Tapia Fonseca, «de dinamizar el pensamiento y la creatividad». Sin embargo, a un año y nueve meses de la aprobación, ¿se ha dinamizado el pensamiento y la creatividad de los responsables de este asunto en Las Tunas? ¿Todos los productores conocen las normas al detalle y se han beneficiado con su aplicación? ¿Los directivos de la Agricultura en los diferentes niveles trabajan para que se concreten acciones que las sustenten?

PREPARAR EL TERRENO

Lo primero que reconoce el ingeniero Yoel Martínez Vargas, delegado de la Agricultura en Las Tunas, es que, aunque las medidas se han discutido en las diferentes estructuras, todavía hay quienes no las dominan al detalle y eso es una insuficiencia de los dirigentes, que no han logrado que cada productor las conozca y se involucre en su aplicación.

Para ponerlas en práctica, había que partir de un diagnóstico previo para resolver, en primer lugar, los problemas estructurales, organizativos, productivos y socioeconómicos identificados, sobre la base del comportamiento de los principales programas de la Agricultura en los últimos 10 años.

En este sentido, la provincia ha dado pasos sustanciales, y al decir de Martínez Vargas, en la Delegación Provincial de 427 trabajadores 77 fueron reubicados, con el objetivo de consolidar una dirección con menos personal de oficina; desaparece la Empresa Integral Agropecuaria y se creará una en cada municipio; las granjas urbanas serán convertidas en mipymes y Puerto Padre se convertirá en el primer municipio agroindustrial del Balcón del Oriente Cubano.

Eso último significa que pasará a la subordinación local del Gobierno, con una organización que trasciende lo agropecuario, porque es la concatenación de varios factores y empresas que se unen para ser comandadas por una oficina de la Asamblea Municipal del Poder Popular.

Dentro del más de medio centenar de disposiciones, la creación de los colectivos laborales agropecuarios tiene un peso valioso, por cuanto, en su mayor porcentaje, el patrimonio y las utilidades generados son de los trabajadores. Antes no era así porque la empresa decidía el destino de las ganancias. Ahora, mientras más utilidades haya, más ganan sus integrantes y superiores son los bienes y servicios en el poder de ese núcleo.

Sin embargo, no se ha avanzado como debe ser. El delegado de la Agricultura confirma que de los 140 que pueden crearse solo se han conformado 63, con 883 trabajadores, aunque los que funcionan exhiben resultados halagüeños. Hubo que deshacer 82 que nacieron sin tener las condiciones; mientras, hay lugares donde con rigor pueden existir esas formas de producción, y no están.

Entre los asuntos que urge resolver se encuentran la entrega y aprovechamiento de tierras, el desarrollo de la actividad ganadera, así como la necesidad de darle al proceso de contratación la jerarquía que amerita.

TIERRA ADENTRO

En Las Tunas, más de mil 200 productores incumplen su entrega de leche a la industria y en la mayoría de los casos se desconocen las razones, evidencia de la falta de vinculación de la Agricultura y la Empresa de Productos Lácteos con los hombres y mujeres de campo.

Si no se sabe al detalle la raíz de los problemas, no se mantiene una comunicación constante con la base, ni se discuten los planes y su cumplimiento en cada forma productiva, es imposible obtener mejores dividendos. «Todavía no pocas veces, los campesinos andan detrás de los directivos, cuando debe ser todo lo contrario», señala Martínez Vargas.

«Si lo más importante es la tierra y el productor, pues hay que llegar a quienes están en el surco, conocer qué les preocupa y qué les hace falta para su labor. Asimismo, hay que ser más rigurosos y ágiles en la entrega de tierras en usufructo. Una cifra superior a las 30 mil 900 hectáreas se han otorgado de esa forma a más de dos mil 600 personas desde el 2018 hasta noviembre del 2022 por el Decreto 358, pero el reto es que sean explotadas con eficiencia», abunda.

Los labriegos poseen como promedio 13,42 hectáreas, en las cuales pueden tener unas 13 unidades de ganado mayor, que es muy poco. Si hay tierras más que suficiente, ¿por qué no se les incrementan las áreas a los que quieren ampliar sus rebaños? Un productor con una masa grande no debe tener menos de 67 hectáreas (incluido en las medidas), por eso hay que completar los terrenos a partir de los líderes, con tradición, cultura y estructura financiera.

En un momento se le dio ese recurso a cualquiera y fue un error. Hay más de 50 mil hectáreas en la provincia entre ociosas y deficientemente explotadas porque se concedieron sin un estudio riguroso. Tenemos que identificar a productores que pueden obtener grandes resultados, crearles condiciones para su desarrollo, garantizarles una vivienda digna y evitar el éxodo, indica el directivo.

Raúl Escobar, de la CCS Eliseo Reyes en el municipio cabecera, al que todos conocen como Kilo, señala que las medidas los benefician; sin embargo, hay mucho burocratismo y trabas en la entrega de tierras. Él es ganadero y solo posee un pedacito de área; aunque ha solicitado más para aumentar su masa vacuna, pero ha sido imposible, y ni siquiera le dan una respuesta al respecto.

«Aquí, en Indaya, buena parte de las extensiones del barrio eran de mi familia y las entregué en beneficio de la comunidad. Ahora quiero tener más espacio y no lo logro. Y hablamos de una de las medidas para impulsar la ganadería», dice.

«AGUANTA AHÍ, OJINEGRO» 

El territorio dispone de más de 13 mil 800 ganaderos y de ellos únicamente sacrifican reses alrededor de 256 con 556 animales, otra cifra demasiado baja. Para que un productor pueda hacerlo debe tener crecimiento de la masa y cumplir los indicadores productivos de leche y carne con el Estado. ¿Por qué esa notable deficiencia si hay un potencial considerable para revertir esa situación y que mayores volúmenes de carne lleguen a la población? ¿Por qué solo 764 campesinos han crecido en la masa con más de mil 800 cabezas?

Yoel Martínez Vargas expresa que «la causa fundamental es la mala contratación porque los planes de producción no se conciben bien. Ahora mismo no son pocos a los que les crece la masa y, sin embargo, no pueden sacrificar porque la contratación está mal hecha».

«¿Por qué tantos requisitos para sacrificar ganado -dice Jorge Velázquez-, que no estimulan a la producción porque no tienen en cuenta las situaciones de la finca?

» Mi hermano y yo, por ejemplo, en el 2022 entregamos a la Empresa Cárnica 36 toros de ceba de primera calidad, con pesos superiores a los 450 kilogramos, y no nos autorizaron a sacrificar ninguna res, ni siquiera para la familia, porque yo le pasé tres vacas a mi hermano y eso lo consideran un error muy grave, cuando las reses están aquí, en la misma finca. Si cumplimos los planes y la masa creció, como requisitos para el sacrificio, ¿por qué nos negaron matar una res? No entiendo».

Sobre el tema, el vice primer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca señalaba en una plenaria desarrollada aquí que la raíz del dilema está en que muchas veces se trabaja con los números y no con los productores. Son el factor principal para obtener más leche y carne y hacia ellos hay que dirigir la actuación de las empresas Eléctrica y de Seguros, el sector bancario, Recursos Hidráulicos, Vivienda y otros organismos, y, por supuesto, la Agricultura.

También expresaba que no puede haber ganadería amarrando a los animales cuando cae la tarde, muchas veces sin agua ni comida. A los tenentes hay que ponerles al lado un extensionista agrario, buscarles semillas y capacitarlos, y apreciaba que la solución es un mayor vínculo con los ganaderos, que haya unidad en torno a ellos para resolver sus problemas. Sobre todo, que se hagan análisis objetivos cuando se incumple, y que no haya impagos, tanto en moneda nacional (MN) como en moneda libremente convertible (MLC).

Una veintena de labriegos entrevistados para este reportaje coinciden en que atenta mucho que los directivos no tengan conocimiento de en qué condiciones están sus viviendas, lo que les falta para concretar una mejor labor, así como la carencia de agua y alimentos para los animales.

CASOS Y COSAS DE UN MAL CONTRATO

«En cuanto a la contratación, los precios son inestables, las tarifas de las empresas que deben ayudarnos resultan altísimas, los pagos fuera de tiempo son constantes, los precios constituyen impuestos a nuestros productos porque los contratos se rigen por las normas que decide una sola persona, y eso no es un contrato.

«La leche, por ejemplo: si tienes menos de 10 vacas debes entregar 500 litros al año por cada una, y con más reses, 550, sin conocer la situación en la que se desarrolla mi ganado, los obstáculos que enfrento, el número de gestantes… En ese sentido, que alguien me diga cuántos campesinos están cumpliendo esa entrega al pie de la letra», sostiene Jorge Velázquez.

Dilber Leyva, presidente de la «Eliseo Reyes», señala que al productor Félix Pérez Galván le exigieron el pasado año esa cantidad de litros cuando de sus 10 vacas solo cuatro estaban preñadas. Tuvo que pagar altas sumas de dinero por incumplimiento del «plan» cuando objetivamente no podía hacerlo.

«La deuda de leche de la cooperativa por multas ascendió a 215 mil pesos el pasado año porque 50 productores no honraron las proyecciones. Y durante tres meses no les pudimos pagar a los campesinos porque la Empresa Láctea retuvo ese dinero por la deuda», señala Leyva y añade que «aquí hace más de dos años que no viene un cuadro. Los planes de la leche y la carne se nos imponen desde una oficina, y los cálculos parece como si estuviéramos en Mayabeque o Camagüey, cuando aquí no llueve y los suelos son categoría cuatro y cinco.

«Hoy es difícil que Bandec otorgue un crédito, y a las reuniones en el municipio no va Gelma, ni Suministros Agropecuarios, ni el banco, ni la ONAT, nadie, y son los que deben atendernos», remarca.

En la CCS Josué País, de Barranca, el ganadero Pedro Rubio Tristá asegura que las medidas han mejorado los importes de la carne y la leche. «Otra ventaja -expresa- es que hay pagos en divisa y los cultivos rústicos como el boniato nos los compran a buen precio; pero sigue existiendo morosidad en la entrega de ese dinero y dificultades para acceder a los créditos bancarios».

Pedro es uno de los ganaderos más destacados de su unidad, con altas cifras de toros de ceba entregados al Estado, sobrecumplimiento de los planes de carne y leche. Pero contra todo pronóstico no pudo sacrificar ninguna res en el 2022 porque le vendió cinco a un primo, sin que le decreciera su masa, una decisión que no entiende y lo considera como un extremismo.

La historia se repite. Y vuelvo al pensamiento de Jorge Luis Tapia Fonseca: «Es necesario un diagnóstico de cada productor para saber qué le falta a cada quien y en función de eso trabajar. El plan hay que cumplirlo, pero hay que hacer bien los planes, no hacerlo detrás de un buró sin ir a la base; hacer convenios serios y objetivos y, sobre todo, tener en cuenta que la ganadería en particular y la agricultura en general, es de sentimiento y tradiciones».

Una y otra vez salta a la vista que sin un vínculo directo y la atención a quienes están en el surco será imposible dinamizar la Agricultura y llevar suficiente comida a la mesa de la familia tunera. Las estructuras de dirección tienen que conocer al detalle la realidad de cada finca, y contribuir a resolver los problemas porque es allí donde se decide todo.



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Por: Miguel Díaz Nápoles13/02/2023

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