La tierra toca campanas
El país pone la lupa, desde el 1ro. de marzo, sobre el control de la posesión, el uso y la legalidad de la tierra
Por: Pastor Batista Valdés | pastor@granma.cu
21 de marzo 2024
Si las vacas, por sí mismas, en gesto de sensible identificación con los humanos, tuvieran la capacidad de trasladarse a la ciudad o hasta comunidades y asentamientos, para entregar la leche de sus ubres a niños, ancianos, enfermos, personas necesitadas de dieta médica… no habría de qué, ni por qué preocuparse mucho.
Como eso no ocurre ni en los cuentos de ficción, hay que afincar, entonces, botas y mecanismos en tierra, por intermedio de un recurso que, bien empleado, no falla: el control.
Acerca de la contratación se pudiera estar hablando o escribiendo largo rato, sin mucho nuevo que aportar, pues todo está previsto, establecido. Por eso prefiero llamar la atención en torno a un proceso que Sancti Spíritus, como otras provincias, se empeña en impulsar, para pulsar con más objetividad el panorama ganadero actual.
Me refiero al ejercicio que echó a andar en el país desde el 1ro. de marzo, con el propósito de tocar con la yema de los dedos la posesión, el uso y la legalidad de la tierra, así como el estado verdadero de la masa ganadera, en virtud de lo legalmente vigente en la nación.
Encabezado por las delegaciones provinciales y municipales de la Agricultura, el estudio le concede especial relieve al ganado mayor –vacuno, equino y bufalino– cuyo 90 %, o más se concentra en el sector cooperativo, campesino y de productores individuales.
La pesquisa debe ayudar a disponer de una información más actualizada de las existencias de ganado, actualizar el registro pecuario del país, además de conocer en qué estado se encuentra la posesión y utilización de equipos, tecnologías e insumos para la producción del sector.
CAMPANAS SURTEN EFECTO
No fue casual que, previo al despegue del ejercicio, ganaderos espirituanos y de otros territorios, que durante un año o más no habían concurrido a las oficinas correspondientes, se hayan apresurado a hacerlo para declarar nacimientos de animales, compraventa de ellos, muertes.
Tal reacción es más comprensible aún si se tiene en cuenta que durante una prueba dinámica, al visitar a medio centenar de productores, se detectó más de una veintena de violaciones o de irregularidades relacionadas con nacimientos sin declarar; no uso de la tierra para la actividad que se entregó; abandono de áreas; faltante de cabezas de ganado; expedientes sin certificación de suelos, entre otras.
Agarrar el toro por los cuernos –como suele decirse en alusión a la capacidad de tener algo en la mano, seguro, bajo control– resulta muy oportuno y hasta estratégico en un momento como este, cuando los niveles productivos son insuficientes, las necesidades se disparan, el país no dispone de divisas para comprar alimentos, medicamentos, combustible, insumos y, para colmo, no se aprovechan las ilimitadas posibilidades que ofrece la tierra como fuente natural aportadora de riquezas, por medio de la vía más antigua y honrada de lograrlo: el trabajo.
¿Qué impide, entonces, ordenar eso entre productores estatales, campesinos, otros propietarios y tenentes de tierra? Puedo estar equivocado, pero pienso que nada… nada impide hacerlo.