Mayabeque, Cuba: Con la premura de quien debe regresar en el próximo ómnibus, llegué a la Finca La Fortuna en la localidad de Tumba Cuatro, en Jaruco. Desde la portada llamé y a mi encuentro acudieron más de cuatro canes dando la voz de alarma de un desconocido. Desde dentro de la casa escuché una voz, regañando a los animales y, segundos después, frente a mí tenía a una mujer pequeña, de cabello de fuego, que ronda los 60 años, pero posee la energía de la juventud.

Con temor pregunté, ¿Usted es Nelvis Reyes Reyes? y con toda la disposición respondió, sí y tras la presentación me invitó a pasar. Bajo un frondoso árbol de chirimoya nos sentamos a dialogar acerca de las producciones existentes en las siete hectáreas entregadas en usufructo.

Reyes Reyes refirió que allí tenía “plátano burro y plátano fruta que mejoran su calidad con la lluvia, y lo demás que tengo, las tierras están preparadas para sembrar. Tengo mango, guayaba y plátano, eso es permanente. En el platanal que estoy desarrollando este mes, ya sembré quimbombó, pepino y maní. También voy a sembrar boniato. Aprovecho bien la tierra”.

Con el empleo de técnicas agroecológicas la labriega de la Cooperativa de Créditos y Servicios Sergio González logra altos rendimientos y evita las plagas en cultivos como el frijol.

Dijo que “la principal técnica que se busca es la limpieza de la planta, porque si siembra frijol y no lo limpia, ya lo ha perdido. Entonces, ¿qué hago? Busco algunas plantas que ayudan a mantener los cultivos sin malezas ni plagas. Cuando veo que la planta necesita más, le aplico la fumigación. Hago recuperación de los suelos, porque tengo muchos deslizamientos de tierra. Hice una barrera viva y muerta de palos y piña, y con eso ya no he tenido más ese problema. Entonces, preparé otro pedazo de tierra y le estaba haciendo ese trabajo”.

Garantizar la presencia de yuca en la mesa familiar durante todo el año, es el próximo objetivo de la campesina.

NRAl respecto explicó que “tengo dos hectáreas de tierra que voy a limpiar y sembrar. Lo otro es tener producción para vender al pueblo. El mango no se puede echar a perder, ese mango se está madurando y pudriendo. Hace falta llevarlo, aunque sea a los centros priorizados. Sino, se puede coger una carreta y regalar el mango al pueblo. Lo importante es que no se pierda, porque no es fácil esperar un año cuidando una mata de mango y que se pudra el fruto, cuando hay gente con hambre por ahí que no puede comprarlo”.

En la Finca La Fortuna no se da un paso sin la supervisión de Nelvis. Con la misma rectitud con que cuida del hogar y la familia, controla y desempeña cada actividad en el campo.

“Sé que un campo hay que arar, y busco un tractor. A la hora de sembrar, estoy yo aquí. Si cuento con el apoyo de dos hombres, de todas formas, yo estoy allí sembrando mis frijoles. Los siembro yo misma, porque si mando a otro, lo echan demasiado o muy poco, y entonces lo chorrean. Por eso, siempre estoy ahí. En cuanto a la fumigación, yo estoy con el hombre que fumiga, supervisando que se aplique correctamente a la planta. Vigilo que se haga bien, porque si hace aire, se va a esparcir el químico”, comenta Reyes Reyes.

Ante la interrogante de ¿Qué destino tienen las producciones de la finca? Enseguida respondió: “La cooperativa, el SAF y la escuela directamente. Todos los lunes, yo mando a la escuela lo que tengo aquí. Si tengo melón, pepino o plátano, lo mando a la escuela. Lo que yo tengo, lo mando a la escuela toda la semana”.

Al preguntarle por qué a pesar de la rudeza del trabajo agrícola continúa apostando al campo, sin dudar dijo: “A mí me gusta ver las plantas crecer y producir. Porque no es simplemente sembrar una planta y ya. No, tienes que sembrar una mata como criar un hijo. Las plantas necesitan el amor de las personas; si no, no producen. A mí me gusta el campo”.

Amante de la naturaleza y sus bellezas, Nelvis Reyes Reyes, cuida de animales y plantas a su alrededor. Su palmar nadie puede tocarlo, no permite a nadie derribarlas. En sus tierras está prohibido cazar las aves, su bello trinar es de los tesoros de los predios donde esta mujer vive y hace germinar la tierra en armonía con el entorno.



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