La joven promesa de la ganadería en Cacocum
Por: Yanela Ruiz González
5 de junio 2024
En “La Rufina” de Cacocum, el joven Arnel Hernández Escobar, campesino asociado a la CCS Niceto Pérez y productor, materializa sus sueños de ser un gran ganadero, actividad a la que se dedica desde hace casi año y medio, con resultados alentadores.
Si bien Arnelito, como le conocen sus allegados, desde siempre ha vivido en el poblado de “Cristino Naranjo”, nunca se apartó de sus raíces campesinas, pues cada vez que podía se iba con sus abuelos junto a sus tíos y primos, a saborear el placer que le produce la tierra y, fundamentalmente, los animales.
“Ya cuando entré a la Universidad en la carrera de Ingeniería Agrónoma, entonces debatía con mis primos sobre las plagas y otros temas, y practicaba en sus tierras mis conocimientos. Sembraba con ellos hortalizas, viandas, granos…
¿Pero tú querías aplicar lo que habías estudiado?
Yo realmente quería ser ganadero. A mí siempre me gustó la agronomía, pero de la parte agropecuaria lo que más me atrae es la ganadería. De pequeño tenía conejos, ovejos, puercos y caballo. Todo eso en el patio de mi casa en “Cristino”. Cuando salía de la escuela les buscaba hierbas”.
Así empieza a narrar su historia Arnelito, la joven promesa de la familia ganadera holguinera y de la Anap en este territorio, cuyos pasos en estas lides tienen la huella de los más expertos, la ayuda de la organización que lo representa y la perseverancia del muchacho.
Entonces, ¿cómo llegaste ahí?
“Empecé por solicitar tierra. Visité áreas ociosas, perdidas de marabú, y me decían que las iban a limpiar porque sembrarían caña. Al ver que no había acción me personé en todas las instancias del Partido, Gobierno y la Agricultura y a darle seguimiento hasta que me las dieron. Las leyes nuevas sobre la tierra dicen que cuando está ociosa más de seis meses hay que entregarla en usufructo.Y esa que yo quería llevaba alrededor de diez años sin utilizarse.
“Dos caballerías, que son 26.84 hectáreas, es bastante, un terreno grande e infectado de marabú pesado que tuvimos que limpiar. Picamos primero esa malezapor donde iba la cerca perimetral, así que hicimos como una trocha y ese mismo marabú fue el que utilizamos como la cerca del potrero. Lo apilamos en lomas de alrededor de dos metros de alto y como tres de ancho, ya por ahí no podía pasar el ganado, que luego compré con un crédito que pedí al banco. Empecé endeudado.
En poco tiempo has avanzado bastante…
“Mi papá Arnel Hernández Miranda solicitó más tierra y nos ampliamos con dos caballerías más, pero mis planes son más ambiciosos y ya solicité incrementar las mías hasta las cinco caballerías, que es lo máximo que se puede tener, porque quiero aumentar el ganado. Actualmente tengo 113 animales.
“He logrado esto en este tiempo gracias también al apoyo de Walter Escalona, más conocido como El Puri, uno de los ganaderos más consagrados de la provincia. Él es mi padrino. Siempre está ahí con sus consejos y conocimientos, uno de mis paradigmas en la ganadería. Todo lo que voy a hacer lo llamo primero a él, en su casa debatimos mi idea y entre los dos le damos la forma a lo que quiero desarrollar. La carrera me dio herramientas del manejo, la alimentación, nutrición pero no se incluye la parte de sanidad animal, y con él he ampliado mis horizontes en todo”.
Se dice fácil, pero la ganadería implica dedicación y sacrificio…
Mucho sacrificio porque hay que crear las condiciones para poder darle una adecuada atención, la alimentación y los nutrientes que lleva cada categoría de animal. En mi caso practico el pastoreo extensivo en el potrero dividido en cuartones, por donde rotan los animales. Me favorece el riego por gravedad del río, eso ayuda a que se recuperen los terrenos. Además tengo siete hectáreas de caña para los tiempos de seca reforzar la dieta.
El hurto es uno de los problemas que enfrentan los campesinos. ¿Te ha afectado?
A mí no me ha golpeado. Tengo corrales de hierro. Al inicio mi papá y yo atendíamos todo, pero al comprar bastantes animales amplié también el personal. Por las noches los guardias cuidan y por el día, desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde, los pastores se encargan de velar en los potreros donde pastan. Esa es la seguridad del ganado. Además en la finca vive un amigo mío, cuando no estoy, él es el máximo responsable.
¿Cómo son tus jornadas?
Alrededor de las seis de la mañana salgo en la motorina para la finca, que está a seis kilómetros de mi casa de “Cristino”. Ya en el terreno es a caballo todo el tiempo. Siempre hay muchas cosas que hacer: mantener los potreros libres del marabú con chapea o fumigación, arreglar las cercas, precisamente cuando me llamaron para la entrevista estaba buscando materiales para arreglar 80 metros de cerca.
¿Ya lograste tu sueño?
Todavía. Ahora tengo diez vacas nada más en ordeño, que me dan alrededor de 35 litros de leche, para mi casa, mis obreros y los compromisos estatales. Mi plan de entrega de este año es de 17 mil litros de leche.
El sueño mío es tener alrededor de 150 vacas y producir 50 mil litros del alimento al año, si lo logro podré aportar más para que las tiendas de comercio del consejo popular de Cristino Naranjo estén abastecidas el año entero, incluso en la etapa de sequía y no haya que buscar leche en polvo. Claro esto con el concurso de todos los ganaderos de la cooperativa, pues la demanda de la zona es de 250 litros diario. Respecto a la carne aun no tengo plan porque hace tres meses compré 38 toretes que deben salir para después de enero del próximo año. Pero ya tengo otros proyectos para cuando desarrolle esta área.
¿De dónde te nace ese arrojo?
De la gratitud a la Revolución que me permitió hacerme Ingeniero, tener las tierras para desarrollar mis anhelos y a pesar de muchas trabas, se me han dado muchas facilidades.
En tus ocho años como asociado familiar de la Anap y tu corta incursión como productor ya gozas de reconocimientos como Vanguardia Nacional y fuiste delegado del XII Congreso de la UJC. ¿Qué implica para ti en lo personal?
Nunca pensé que integraría la delegación holguinera al Congreso. Fue una experiencia muy linda que me permitió conocer y compartir con otros jóvenes que como yo, quieren crecerse en la vida, y establecimos conexiones para mejorar nuestras razas de ganado y otras cuestiones.
En cuanto a la condición de Vanguardia Nacional es un orgullo enorme. No me gusta decir lo que dono o hago por los demás, pero creo que es eso lo que, entre otras cosas, logradas con el sacrificio del trabajo diario, han influido para que se me otorgara ese reconocimiento, además de los resultados.
¿Qué significa la Anap para Arnelito?
La organización que me ha representado muy bien en todo momento, incluso para capacitarme.
¿Y la familia?
Con quien siempre quiero estar al terminar mis jornadas. Mi esposa que es doctora, mi niña de dos años y el fruto que viene en camino.