La historia del tabaco
Por: Sayli Sosa Barceló / https://www.invasor.cu
Esa historia ya no se podrá contar. Pero de alguna manera se sigue repitiendo, intuitivamente. He aquí una muestra |
La historia del tabaco, la del Nicotiana tabacum y Nicotiana rústica, no empieza con Colón mandando a Rodrigo de Jerez y Luis de Torres a adentrarse en los bosques de la isla recién “descubierta”, en busca del “Rey de aquella tierra”. El Almirante les había encomendado una exploración de avanzada que reconociera el nuevo terreno y estableciera los primeros contactos con la población de la “tierra más hermosa” que hasta entonces hubiese visto.
En el camino y antes de llegar a caserío alguno, Jerez y Torres vieron “muchas gentes que atravesaban a sus pueblos, mujeres y hombres con un tizón en la mano, yerbas para tomar sus sahumerios que acostumbraban”. Así está recogido en el diario del Primer Viaje de Colón y ha pasado a la posteridad como el primer capítulo de la historia del tabaco.
Pero habiendo leído tan antigua pieza literaria, es lógico preguntarse qué hubo antes. ¿Cómo los aborígenes cubanos descubrieron que aquella planta, una vez seca, ardía lentamente y podía aspirarse su esencia? ¿Cómo se les ocurrió hacer aquellos “dispositivos” (antepasados de las pipas y las boquillas) que les permitían fumar? ¿Y cómo idearon la técnica de enrollar con el ajuste exacto? ¿Qué placeres les dejaba el humo oloroso pasando por la garganta?
Esa historia ya no se podrá contar. Pero de alguna manera se sigue repitiendo, intuitivamente. He aquí una muestra.