Este golondrino sí compone un verano
Por: Wiltse Javier Peña Hijuelos
“Si dispusiera de una caballería de tierra, me siento capaz de hacerla producir como lo que usted está viendo”, me ha dicho Tomás García Orozco, y se lo creo. Atiende el organopónico frente a la Dirección Municipal de Educación, en Nueva Gerona, cuyo comedor obrero se abastece con lo salido de sus manos.
“Ahora tengo lechuga, hierba buena, cebolla reproductora y ajo puerro. Recogí la habichuela y estoy preparando el resto de los canteros”.
Tomás atiende tres parcelas más: la del patio de su casa, una detrás del antiguo tostadero de café y otra, la de su Médico de la Familia. Al organopónico de Educación –donde es obrero y productor único– llega, todos los días, a las cuatro de la mañana y labora hasta después de almorzar, “de otra forma, no me alcanzaría el tiempo para atender los demás compromisos”.
Nació en Providencia, remontando el río Yara, un lugar intrincado donde los árboles –por las lluvias sostenidas que propicia la Sierra Maestra– contienden en altura con las palmas reales, tanto es su vigor. Fuerza telúrica queTomás, como se ve a sus 75 años, absorbió de niño.
Lleva siete atendiendo el organopónico de Educación, donde su trabajo se reconoce y agradece. La institución potenció el autoabastecimiento de hortalizas y vegetales para complementar la alimentación de sus trabajadores –como debe hacer cada institución o empresa–, él lo hace posible con su esfuerzo diario. Institución y hombre responden así al llamado de la máxima dirección cederista, porque potenciar la producción de alimentos en pequeñas áreas para contribuir al autoabastecimiento alimentario y contribuir a la economía del país.
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