El riego, en su momento y según demanda

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14 de julio 2024

FOTO: Tomada de Internet
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La eficiencia del riego está en relacionar la necesidad de agua de los cultivos –según su fase de desarrollo– con el potencial de fertilidad de un sustrato o suelo. Y a su vez, la fertilidad se encuentra en fuerte dependencia con el grado de humedad que mantenga este, debiéndose evitar el sobrehumedecimiento tanto como el resecamiento. El exceso de humedad provoca el desarrollo de algas sobre la superficie y la falta de oxígeno en el sistema radical. La falta de humedad, por el contrario, incrementa la concentración de sales que pueden resultar tóxicas para  la mayoría de los cultivos.

Conocer cómo, cuándo y cuánto regar posibilita adecuar el suministro de agua a los cultivos y por consiguiente incrementar el rendimiento y la calidad de la producción.

¿CÓMO REGAR?

En este aspecto importa cuál es la técnica de riego de la cual se dispone: manguera, regadera o variantes de sistemas localizados (microjet, goteo, etc.). Además, hay que considerar la fuente de abasto, su ubicación y calidad de agua. Con este conocimiento se podrá realizar una planificación en cuanto a los cultivos a priorizar, inversiones necesarias, normas para regar cada cantero y necesidad de fuerza de trabajo.

¿CUÁNDO HACERLO?

El estado de desarrollo del cultivo desempeña un papel esencial en el momento de aportar las cantidades de agua que las plantas necesitan. En este sentido los máximos valores de entrega, por ejemplo, en el tomate, corresponden a su floración (fructificación, y son menores en las fases de establecimiento y maduración-cosecha).

Para los vegetales de hojas, en los días posteriores al trasplante y con el fin de evitar alta mortalidad es necesario garantizar buena humedad, pero sin que el suelo o sustrato se sobrehumedezca o encharque. Más tarde, durante la fase de crecimiento rápido, necesitan abundante cantidad de agua. Sirva como ejemplo el caso especial de la lechuga Chile 1185-3, cultivada en verano, para la cual es necesario realizar riegos cortos, varias veces al día, sin aumentar la cantidad total de agua determinada para una jornada (la misma cantidad, pero fraccionada).

¿CUÁNTA EMPLEAR?

Es indispensable conocer con exactitud la cantidad de agua que se necesita en la unidad de producción, con vistas a valorar si el abastecimiento disponible cubre o no la demanda diaria. Lograr una acertada apreciación implica varios factores: la clase de sustrato o suelo predominante en el organopónico o huerto intensivo, tipo de cultivo, sus exigencias en agua y, más que todo, el estado de desarrollo de las plantas.

En la unidad de producción se puede calcular el agua para un día de riego y, sobre este dato, determinar la necesaria para un período determinado. Método de pronóstico que les compartiremos en la siguiente entrega de la sección.



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