«El Perejil» se transforma
- Por: Yenima Díaz Velázquez/ Fotos: De la autora
- Las Tunas.- Quien camina por la Avenida de los Estudiantes, en esta ciudad, nota el cambio. Exactamente entre la Universidad de Las Tunas y la de Ciencias Médicas, la maleza y los canteros vacíos se convirtieron en verdes sembrados.
Desde finales de mayo, el productor Yosvanys Fernández Rodríguez, conocido entre sus amigos como Guajiro, recibió en arrendamiento el organopónico El Perejil y sin perder un minuto puso manos a la obra porque «soy de andar rápido para que todo vaya a manos del pueblo y lograr que los precios sean asequibles».
En el lugar ahora crecen plantaciones de quimbombó, col, cebollino, pepino, lechuga, frijolitos de ensalada y girasol. Pronto podría incursionar en otros renglones, pues su meta es incrementar las producciones, aunque muchos obstáculos se interponen en su camino.
«Primeramente me lo dieron como un colectivo laboral, pero yo lo quería en usufructo para tener mejores resultados y desarrollarme en varias actividades que yo consideraba que siendo propietario podía avanzar más. Por suerte, lo he logrado poco a poco.
«Me falta bastante por hacer, pero le estoy poniendo el corazón a esto porque el trabajo del campo es muy difícil. Tengo 1,5 hectáreas y estoy solicitando otras tierras, colindantes con estas, para la crianza de ganado menor y de patos y gallinas semirrústicas.
«Conmigo trabajan mi esposa, mi papá y unos obreros que llegaron con contratos temporales, y algunos decidieron quedarse. Unos por el salario y otros por las atenciones que se les dan, o porque les van cogiendo amor a este pedacito y a la obra que estamos construyendo en él».
La poca disponibilidad de agua es una de las principales dificultades para este productor. Para tenerla profundiza sus pozos y eso será un alivio, pues dispone de sistemas de riego. No obstante, la meta es hacer un pequeño embalse desde el que se bombee el líquido.
«Si tuviera agua se pudieran hacer más cosas. Quiero dedicar un pedazo a la siembra de las necesarias plantas medicinales e incrementar la crianza de ganado menor. Hice un contrato con la escuela para atender un área llena de marabú. Ya la limpié y ahí tengo 60 reproductoras de ganado ovino.
«Aquí los suelos son malos y sin fertilizantes, nutrientes o plaguicidas hay que aplicar las prácticas campesinas de toda la vida. Mi familia es del campo y yo vengo de allá. Le sé a la tierra y la cuido como a la niña de mis ojos, como hacen los guajiros.
«Pongo trampas ecológicas para los insectos dañinos y siempre estoy dando vueltas. Eso es lo que necesitan los cultivos, una mirada al amanecer y otra al atardecer. Si no estás a esas horas no logras ver las plagas y las transformaciones que tienen las plantas».
Hace pocos días, este productor comercializó una cifra considerable de carne de carnero a bajos precios a varias familias en situación de vulnerabilidad y se organiza para repetir esa experiencia con diferentes renglones porque aprecia servir a los demás.
«Eso lo llevo en el corazón porque siento el dolor ajeno. Por eso donaré cada vez que pueda. Para mí es un orgullo y un compromiso muy grande que cumpliré. Igual, la promesa que hice de transformar este espacio y ponerlo en función de la producción de alimentos».
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