Cuando se cierran las brechas a lo estéril en la ganadería
Afrontando los mismos desafíos que otras unidades ganaderas de Granma, la ubpc Francisco Suárez ha logrado, en lo que va de año, honrar e incrementar la entrega de leche a la industria
Por: Mailenys Oliva Ferrales | internet@granma.cu
18 de junio 2024
Granma.– De los 30 años que tiene de creada la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Francisco Suárez Soa, adscripta a la Empresa Agropecuaria Bayamo, más de 20 los ha dedicado a sus áreas ganaderas el curtido trabajador José Rosa Díaz, quien desde hace cuatro calendarios asumió las riendas de ese enclave productivo de leche y carne, actualmente reconocido en la provincia y el país como uno de los que mantiene estables sus compromisos con la industria.
«Eso implica mucho sacrificio y sentido de pertenencia de cada obrero de la UBPC y de los cooperativistas y usufructuarios asociados», asegura José, con la satisfacción, además, de haber cerrado el pasado mes de mayo con la entrega a la industria del territorio de unos 64 500 litros de leche, 4 000 más de los que habían pactado para la fecha.
«Este año tenemos contratados más de 411 000 litros de leche y más de 30 toneladas de carne, pero por el ritmo que llevamos, y teniendo en cuenta que durante este periodo lluvioso la producción incrementa, aspiramos a producir más de medio millón de litros de leche para la provincia», asegura el Presidente de la UBPC, tras lograr, durante la sequía, acopios por encima de los planes.
De acuerdo con José Rosa, no hay secreto en ese resultado que coloca a su colectivo de trabajo como referente para otras UBPC en las que campean la baja productividad, la mortalidad, el decrecimiento de los nacimientos y, por ende, de la masa ganadera, así como los problemas asociados a la contratación, al desvío de la leche y a la falta de agua y alimento animal.
«Nosotros contamos con 1 676 cabezas de ganado, y de ellas están bajo planes de producción 921 (776 vacas y 145 novillas), para las cuales el agua y el alimento animal a base de pastos y forrajes no es un problema», apunta Rosa Díaz.
A ello se suma la existencia de más de 1 570 hectáreas para la ganadería, dentro de las cuales se han destinado campos para la siembra de plantas proteicas como la moringa, la tithonia y la morera, que junto al pasto de kin grass garantizan la base alimentaria de los animales, fundamentalmente en los periodos de sequía.
«También hemos aprovechado las oportunidades financieras que ha estimulado el país con el acceso a créditos bancarios con los que se han realizado inversiones destinadas al mejoramiento de las áreas, además de mantener el pago de salario y lograr la compra de medios de protección como botas, guantes y otros implementos necesarios», añade José Rosa.
Sin embargo, con nueve vaquerías de ordeño, un centro de novilla, un centro de desarrollo, cuatro vaquerías típicas y un centro de intervención para la recuperación de la masa ganadera, distribuidos en sus amplias áreas, la UBPC no ha estado exenta de los delitos contra el ganado vacuno.
«Este año ya hemos sufrido cuatro hechos de hurto y sacrificio de ganado, porque los delincuentes andan cazando a las vacas como si fueran palomas. Eso nos ha obligado a reforzar en todas las unidades los sistemas de vigilancia, redoblar las brigadas que custodian las áreas más grandes, y crear sistemas de aviso ante cualquier suceso», refiere el Presidente de la UBPC, quien afirma que ese fenómeno es hoy uno de los principales rollos que enfrentan sus trabajadores.
Lamentablemente, también los golpea la mortalidad, debido a la falta de medicamentos, «pues hay cosas que se pueden combatir con alternativas y medicina verde, pero hay otras que no, porque, por ejemplo, el parasitismo en las reses es muy agresivo».
SIN BRECHAS A LA IMPRODUCTIVIDAD
En esa estrategia de no cederle paso al desánimo ante los escollos y, en cambio, seguir buscando variantes que incrementen la producción de leche y carne, la UBPC Francisco Suárez Soa asumió hace solo unos meses, dos unidades de su homóloga Roberto Rodríguez, las cuales fueron extinguidas por sus nulos resultados productivos.
José Luis Blanco González, obrero agrícola de una de esas vaquerías que ahora se encuentra en recuperación, revela que el cambio que, poco a poco, se vive en la unidad, ya se revierte en mejores ingresos para sus trabajadores, y en el renacer, nuevamente, de la producción de leche.
«Aquí nos pasamos hasta diez meses sin cobrar, y toda el área de la ganadería estaba infestada de maleza hasta la carretera, ni el transformador se veía. Todo el campo era marabú», enfatiza José Luis, quien apunta que, desde que esas tierras pasaron a la Francisco Suárez, en apenas dos meses se han chapeado y recuperado las áreas en las que ya pastan las primeras reses.
Juan Castillo Espinosa, quien también se incorporó a la vaquería tras conocer que la nueva dirección estaba a cargo de la UBPC Francisco Suárez, recuerda que, a su llegada, apenas había 15 reses con una producción de leche que no superaba los 30 litros.
«Ya esa realidad ha ido cambiando y solo dos meses después la entrega diaria de leche ya supera los 75 litros, y la aspiración es superar los cien, próximamente», acota.
Para ello cuentan, además, con la introducción paulatina de la ciencia en esas áreas, una práctica que durante años ha fortalecido la producción ganadera en la UBPC Francisco Suárez, mediante la integración con varias entidades del territorio, como el Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov, la Universidad de Granma, y la delegación provincial del Citma.
«Para nosotros la aplicación de la ciencia y la técnica en la UBPC es esencial», afirma su presidente José Rosa, quien apunta que, como parte de esa estrategia de desarrollo, este año contabilizan ya más de 300 nacimientos; una prueba fehaciente de que es posible cerrarle las brechas a lo estéril en la ganadería.