¿Cómo garantizar el bienestar de los animales empleados en experimentación?
Por: Dr. Víctor M. Rodríguez Sosa, MV., MSc. Del Centro Nacional de Sanidad Animal (CENASA).
Muchas personas se oponen a que los animales de laboratorio destinados a la experimentación animal sean utilizados en investigaciones biomédicas y se indignan porque son mantenidos en condiciones de estabulación que para ellos no son adecuadas, suponiendo que sufren, pero no es tan así. Si bien hoy, este tema constituye un problema ético, hay que reconocer que la experimentación animal aporta un beneficio a las personas, a los animales y al medio ambiente en que vivimos y ha ayudado a la comunidad científica a encontrar la curación de importantes enfermedades, tanto que afectan a las personas como a los propios animales. Un ejemplo muy reciente en nuestro país, ha sido la fabricación y evaluación en ensayos preclínicos y clínicos, de las vacunas anti Covid-19 por parte de prestigiosos científicos de diversas instituciones del país, en la que cada uno de los candidatos vacunales fueron probados previamente en roedores de laboratorio hasta obtener el resultado final esperado: la protección, en un porcentaje alto de anticuerpos anticovid-19, de la población. Este gran logro, convirtió a Cuba en el primer país latinoamericano en contar con vacunas propias contra esta pandemia del siglo XXI.
Otros elementos importantísimos que desconocen las personas, es que a estos animales estabulados en un bioterio o vivario, tiene que proporcionárseles bienestar, según normas jurídicas, que provienen de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá que contemplan fundamentalmente, en primer lugar las condiciones adecuadas que deben tener las instalaciones y locales en un bioterio que es el llamado macroambiente, que incluye componentes como la temperatura, la humedad, la ventilación, la iluminación, el nivel de ruido y la vibración, que estará acorde a cada especie estabulada y en segundo lugar, está el microambiente, que incluye la cama o lecho y el tamaño de la jaula o caja, con suficiente espacio según número y tamaño de los animales, dotadas con estructuras complementarias y recursos necesarios que satisfagan las necesidades físicas, fisiológicas y de comportamiento de cada animal para asegurar su bienestar (estado físico, mental y que cumpla además con las 5 necesidades básicas).
La discusión en torno al uso de los animales de laboratorio en experimentación y de su bienestar, por parte de grupos animalistas en defensa de los derechos de los animales, ha suscitado nuevas consideraciones éticas y legales debido a la necesidad cada vez más apremiante de buscar nuevos modelos relacionados con la conveniencia del uso de animales. Ya desde 1959 William Russell y Rex Burch publicaron “Los principios de las técnicas experimentales humanitarias”, conocido como “Principio de las 3Rs” (Remplazo, reducción y refinamiento), vigente hoy en día y aceptada por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA, antigua OIE) que promueve el bienestar animal de todas las especies de animales, incluidos los animales de experimentación.
Para asegurarse de que se cumpla que los animales destinados a la experimentación tengan bienestar, debe implementarse en cada institución que utilice animales, el Programa de Cuidado y Uso de Animales de Experimentación que deben cumplir los investigadores, cuidadores y todo el personal que esté relacionado con estos y que es verificado por el Comité de Ética de la Investigación o los Comité Institucionales para el uso y cuidado de los animales, entre otros temas. Existen cursos de formación, entrenamiento y certificación para cada categoría y aunque en Cuba existen normas que ha dictado el Centro Nacional de Producción de Animales de Laboratorio (CENPALAB) se está trabajando, durante años, de conjunto con la Sociedad Cubana de la Ciencia de los Animales de Laboratorio (SCCAL) y otras instituciones del país y externas, para lograr armonizar todas estas normativas en todas las instituciones que emplean animales en investigaciones biomédicas, sobre todo la certificación del personal que trabaja con ellos. Además, en el Decreto-Ley 31/2021 del Bienestar animal y su Decreto Reglamento de la República de Cuba aprobado en el 2021 con un enfoque a “Una Salud”, se incluye en su Capítulo VIII y IX, todo lo referente al uso de los animales de experimentación en las investigaciones y en la educación para garantizar el bienestar de estas categorías de animales.
Un elemento reciente que se ha incluido dentro del microambiente para garantizar el bienestar animal de las especies de animales de experimentación, es el llamado enriquecimiento ambiental que consiste en introducir dentro de las jaulas objetos que sirvan para que los animales jueguen, así como algunos alimentos que difieren de los piensos proporcionados como pueden ser manzanas, zanahorias, semillas, queso, y otros.
Por último, destacar que ha habido una tendencia en los recientes últimos años a fomentar y garantizar el bienestar animal, sobre todo de las ratas dentro de sus jaulas o cajas haciéndoles cosquillas 15 segundos durante tres días antes de realizar cualquier procedimiento.
Podemos concluir que el cuidado y manejo de los animales de experimentación son factores primordiales que preocupan e importan en esta ciencia y aunque se trata de buscar métodos alternativos que minimicen el uso de estos en las investigaciones y en la educación, debe primar ante todo el brindar bienestar.
Víctor M. Rodríguez Sosa, MV., MSc. Profesor Auxiliar de Cirugía experimental y microcirugía. Especialista en el uso de animales de laboratorio acreditado por la FeSAHANCCCAL (Federación de Sociedades de Asociaciones Hispanas de América del Norte Centroamérica y el Caribe de la Ciencia de los Animales de Laboratorio.)
Miembro del Comité Nacional de Bienestar Animal
Miembro del Comité de Ética de la Investigación de la Facultad de Medicina “Victoria de Girón” Universidad de Ciencias Médicas de la Habana
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