Por: Arcadio Ríos(Iagric)

El monocultivo es una actividad muy dañina en la agricultura mundial moderna, por desgracia muy extendida. Enormes extensiones se dedican año tras año a la siembra de trigo, soya y otros cultivos. En Cuba esto se manifiesta principalmente en la producción de arroz, caña de azúcar y tabaco.

Entre las desventajas del monocultivo pueden citarse las siguientes: La no diversificación trae como consecuencia una mayor susceptibilidad a los elementos patógenos, pues cuando hay varios tipos de plantas, muchas actúan como defensa natural.

El suelo va sufriendo un desgaste porque por lo regular las plantas se retiran completas, con la consiguiente disminución de restos vegetales que aporten materia orgánica. También en los períodos en que el suelo está descubierto se incrementa la erosión hídrica y eólica por los arrastres de las partículas superficiales, que son las más fértiles.

Por tanto, se requiere el uso de medios químicos de control y el empleo de fertilizantes complejos y de maquinaria, lo cual incrementa sustancialmente los costos productivos.

Buscando soluciones
El tabaco es uno de nuestros monocultivos, pero se buscan soluciones para evitar o al menos disminuir las afectaciones al suelo. Se está fomentando que después de la cosecha de las hojas se siembren en estas áreas hortalizas, leguminosas o maíz, que son de ciclo corto y no interfieren con el cultivo principal.

Ello permite aprovechar los fertilizantes residuales que se emplearon en el tabaco y a la vez el aporte de materia vegetal al suelo. La rotación de cultivos es una de las prácticas más importantes de la agricultura de conservación, pues mantiene el suelo ocupado, lo cual evita el surgimiento de hierbas y el endurecimiento del suelo.

En áreas de una cooperativa tabacalera del municipio San Juan y Martínez, Pinar del Río, dedicadas al cultivo del tabaco negro tapado, se realizó durante tres años un estudio de este sistema, sobre un suelo tipo Ferralítico Amarillento Lixiviado en comparación con el sistema de cultivo tradicional.

El esquema de rotación incluyó como cultivos alternantes el frijol común y el maíz + frijol terciopelo, siendo el tabaco negro tapado el cultivo principal. Es sabido que las leguminosas aportan al suelo el nitrógeno que durante su ciclo productivo se acumula en sus raíces, con lo cual se incrementa la fertilidad y se ahorran fertilizantes en el cultivo principal.

Resultados prometedores
Como resultados se obtuvo una mejora en las propiedades físico y químicas del suelo expresadas en un incremento de la saturación por bases desde el 77 % en el área testigo al 91 % en el área bajo agricultura de conservación. El contenido de materia orgánica en el suelo se incrementó de 1,86 % a 2,13 %, la densidad aparente se redujo en 0,17 g.cm-3 y la porosidad total se incrementó en 6,94 %.

Fue muy importante el efecto que se logró en la disminución de la erosión del suelo, la que disminuyó de 8 t/ha por año en el testigo a menos de 2 t/ha por año en el área en que se experimentó la rotación de cultivos. La biomasa seca incorporada promedió 22 t/ha por año con la asociación maíz + frijol terciopelo. El rendimiento del tabaco tapado fue de 2,0 t/ha con 29,1 % de capas exportables, mientras que en el testigo fue de 1,89 t/ha, con un 21,5 % de capas exportables.

En las labores de cultivo se ahorró además el 50 % de la fuerza de trabajo, representando 3 100 pesos por hectárea por mes. Este ahorro de mano de obra se debió fundamentalmente a que al estar el suelo cubierto se necesitaron menos labores para la eliminación de malas hierbas.

 

 

 

 

 

 



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Publicado:06/09/2021

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