Siembra y cosecha de papa en Guantánamo: A la tercera tampoco fue la vencida
Por: Jorge Luis Merencio Cautín / Periódico Venceremos
29 de mayo 2025
Las nuevas siembras de papa en Guantánamo, en esta ocasión en terreno llano de Arroyo Hondo y Chapala, aportan pobres cosechas, estimadas por los productores entre cuatro y cinco toneladas por hectárea (ha).
Expertos consultados por este redactor aseguran que esos niveles de producción equivalen a obtener dos papas por cada una de las que fueron sembradas, cuando lo requerido para una recolección aceptable es que rindan al menos diez.
Cuando los campesinos Raúl Díaz Alonso y Jorge Fernández Omaña acogieron la tarea de incursionar por primera vez en esa producción sabían que se enfrentaban a un reto grande, por las exigencias agrotécnicas del cultivo, la demanda de recursos deficitarios y costosos como fertilizantes, pesticidas y fungicidas, más los problemas con el riego, a partir de la inestabilidad del fluido eléctrico.
El mayor de los desafíos, sin embargo, lo asumieron con la siembra tardía del tubérculo. Las 55 ha (40 por Raúl y 15 por Jorge) se sembraron en enero, fecha demasiado avanzada para un cultivo que se desarrolla bien con clima fresco, y mal, o muy mal, cuando la temperatura se eleva.
“La semilla llegó tarde y por la premura en sembrarse porque el tiempo se agotaba, no fue buena su desinfección ni el período requerido en reposo antes de llevarse al suelo”, señaló Díaz Alonso.
Dijo que esa propia premura, una vez tomada la decisión de sembrar papa en la provincia, condujo a que la preparación de la tierra fuera precipitada. “Estimo que para sembrar esa vianda el suelo debe prepararse al menos dos meses antes de la siembra, para eliminar los microorganismos causantes de las enfermedades”.
“Por las condiciones climáticas de Guantánamo, con predominio de la alta temperatura, la fecha óptima para la siembra de papa debe ser en noviembre. El haberla realizado en enero, más los problemas con el riego, provocaron la pérdida total de algunas áreas y afectaciones en otras”, opinó por su lado Jorge Fernández, quien tuvo que demoler cinco (ha) enfermas, por ocho Raúl.
Según opinión de Fernández Omaña las siembras en enero, sobre todo de variedades de más de tres meses de desarrollo, como algunas de las que recibieron, enfrentan los efectos de las lluvias tradicionales de fines abril en momentos de la cosecha, con la consiguiente afectación, pues mucha papa pudre al no poderse sacar en tiempo por la humedad del suelo, como ha sucedido en ambas fincas.
Cuenta Raúl que desde bien temprano, después de la siembra, surgieron problemas de pudrición del tubérculo, los cuales no pudieron solucionarse con el tratamiento fitosanitario. Estima que solo por esa causa las pérdidas de cosecha están entre un 30 y un 35 por ciento.
Argumenta que eso sucedió, mayormente, en el área sembrada con semillas que por su tamaño se les indicó picarlas, para poder cubrir toda el área que tenían previsto sembrar.
Inadecuada mecanización
Otra de las dificultades afrontadas, y que por su impacto en los rendimientos no debiera subestimarse, tiene que ver con la falta de mecanización o, en el mejor de los casos, con el empleo de una mecanización inadecuada.
La siembra -cuenta Raúl- la iniciamos con una máquina prestada por otra provincia, la que requería la presencia de trabajadores acoplados a un asiento que tiraban la simiente en el surco, con irregularidad manifiesta en el marco de siembra. Ello nos aconsejó terminar la siembra manual: mediante el hombre recorriendo el surco con un jolongo lleno de simientes. Así logramos sembrar la que restaba a una misma distancia una de otra, con mejor aprovechamiento del suelo.
Las áreas de Fernández Omaña también fueron sembradas manualmente.
Otra contrariedad la afrontan (la cosecha sigue) con la sacadora del fruto. Ante la inexistencia de un equipo especializado, los dos productores tuvieron que adaptar un tipo de arado para emplearlo como cosechadora, el que, por sus imperfecciones, deja mucha papa debajo de la tierra, de la cual siempre se pierde alguna cantidad, no obstante, la realización de un nuevo pase para su saca, lo que también afecta el rendimiento.
Moraleja: si se desea extender el cultivo de esa vianda en Guantánamo hay que pensar en serio en la mecanización de sus actividades. En Cuba hay empresas que utilizan hasta drones en el monitoreo del desarrollo de la papa, en la detección de campos afectados por plagas o enfermedades, en la fumigación y en otras tareas.
¿Renuncian entonces a sembrar papa nuevamente?, inquirimos a ambos productores.
De ninguna manera, primero porque se trata de una vianda demandada por la población, escasa en la provincia y que es necesario producir para no depender de los envíos de otras provincias, dice Jorge con desenfado.
De lo que se trata -amplía el reconocido campesino salvadoreño- no es de renunciar a su siembra en Guantánamo, sino de hacerlo respetando las exigencias del cultivo. Lo primario es sembrarla en el período óptimo para aprovechar en su desarrollo los meses de temperatura más fresca. Lo otro es aplicarle las atenciones debidas, desde la preparación de tierra, el riego, la fertilización, el tratamiento fitosanitario…
También es decisivo mejorar la mecanización y aplicar la ciencia y la tecnología en las diferentes etapas del cultivo, acota Raúl Díaz y argumenta que el pago al productor, a 54 pesos la libra, es estimulante.
Los productores comercializan la cosecha de la solanácea con la empresa agropecuaria de su municipio. Hasta el martes 22, en que Venceremos visitó a ambos labriegos, Raúl había cosechado unas 12 ha y Jorge siete, restándole 20 al primero y cuatro al segundo.
En la edición de este semanario, correspondiente al 7 de febrero último, en un texto sobre el nuevo intento de fomentar la siembra de papa en la provincia, planteamos la interrogante: Siembra de papa en Guantánamo: A la tercera, ¿va la vencida?
Y tampoco llegó la vencida, pues los resultados del nuevo experimento estuvieron bien distantes de lo esperado. Tal vez el fruto más importante que deja, como plantean los productores, es la demostración de que, para producir papa en la provincia, en las actuales condiciones de cambio climático, las siembras deben ser tempranas y disponerse de mecanización adecuada y del resto de los recursos que demanda el cultivo, Entonces serían siembras objetivas.