Para Milagros no hay imposibles

Por: Grupo Web del Minag

 15 de octubre 2025

Milagros Sánchez Alfaro dice que está anclada a la tierra roja de Alquízar, en Artemisa, como si fuera una ceiba. “Aquí nací y formé mi familia”, afirma y recuerda su infancia, cuando junto a sus abuelos, Pedro y Basilio, montaba caballo o iba a los sembrados.

En sus raíces campesinas está la explicación de su amor por el terruño, en el que decidió echar su suerte y crear una finca, que hace gala al Día Internacional de la Mujer Rural, que se celebra este 15 de octubre.

Convertirse en propietaria de una finca. Fue con la aprobación del Decreto Ley 259, que autorizó la entrega de tierras estatales ociosas, en concepto de usufructo, para personas naturales y jurídicas, que ella fue beneficiada.

“Estaba trabajando en la Unión Agropecuaria Militar cuando lo solicité y me fueron otorgadas siete hectáreas de tierra”, asevera. Entonces, asumió el reto de poner en explotación las tierras que hasta entonces se encontraban improductivas.  Así nació la finca Área 192, perteneciente a la Cooperativa de Crédito y Servicios Frank País.

“Soy la guía principal de la familia y quería salir adelante. Me gusta la agricultura y eso me dio fuerzas”, expresa.

Por decisión familiar, todos se volcaron al proyecto. “Mi esposo, Oniel Rodríguez empezó a atender la maquinaria; mi hijo, Osvaldo Pérez, se ocupaba del abono; mi papá, Luis Damaso, era quien regaba. También mi hermano Luis me apoyaba”.

Recuerda que la primera gran siembra fue de malanga. “Con el dinero que nos dio, compré un tractor y los implementos que necesitábamos”.

Para Milagros, no hay imposibles. “Lo difícil lo hace la persona, te lo digo por experiencia”, subraya, y aunque hoy los problemas de salud la aquejan y también tiene que atender a su papá, sigue trabajando. “Lo haré hasta el día que me muera.

“La tierra es bendita, de ella me nutro, lo poco que tengo, ella me lo ha dado. Antes, mi casita era de guano, y poco a poco, la fuimos levantando, con nuestro sudor y nuestros esfuerzos”, asegura muy emocionada.

Su rutina diaria comienza a las cinco de la mañana, a veces antes. “Preparo el café, el desayuno de todos y decidimos qué haremos en la finca. En estos momentos, por mi enfermedad, no puedo coger sol. Pero no dejo de ir hasta allí. En las tardes, cuando empieza a refrescar, cojo mi bicicleta y me llego hasta las siembras”.

Ella está convencida de que en la tierra está la solución de los cubanos. “Tenemos que vivir de la agricultura. Aquí, por ejemplo, nunca habíamos sembrado arroz, pero con las carencias que existen, decidimos cultivar media hectárea para el autoconsumo.

Alega que no están ajenos a las dificultades que existen, pero las sortean. “El tema de la electricidad nos golpea. El arroz requiere de regadío diario, y en la noche, las horas que tenemos luz, son para eso. Mi hijo se ocupa. Uno no puede quedarse de brazos cruzados, tenemos que sortear los inconvenientes”, recalca.

“Antes también cultivábamos hortalizas, pero ahora no es posible, sin embargo, la yuca, el plátano, la malanga y el boniato no llevan tanta agua”.

A través de la cooperativa hacen su aporte a los hogares Materno y el de los Ancianos del municipio, también apoyan a familias que tienen niños con enfermedades. “Pero en mi barrio, todo el que lo necesite, sabe que puede venir aquí, que lo ayudamos”, señala. “Aquí somos solidarios, hoy mis vecinos también lo son conmigo, el que da, recibe, esa es la vida”.

Miembro no profesional de la junta de la cooperativa, habla de la capacitación en cuanto a temas de género, y de la importancia de haberle dado a las mujeres la oportunidad de tener las mismas oportunidades que a los hombres.

Para Milagros, la familia es lo principal. Está orgullosa de la solidez de su matrimonio, de la herencia del padre al que ahora cuida con esmero y de la educación que ha dado a su único hijo. “Sin mi familia no soy nadie”.

Vanguardia nacional de la ANAP, asegura que no hay secretos para lograrlo. “Solo hay que trabajar, no mirar para el lado.  No tengo otra cosa que decir”. Quien la conoce, sabe que sus resultados, no son cuestión de milagros, hay entrega, no solo de ella, sino de todos los de su prole que impulsados por un sueño lo han hecho posible.

 

 

 



Tu valoración

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (2 votos, promedio: 5,00 de 5)

¿Qué Opina Usted?

Por si acaso, su email no se mostrará