Guardianes de la salud animal

Por: MV. Dra. María Gloria Vidal Rivalta MSc.

Publicado en: Por el bienestar animal / Cubadebate.

07 Mayo de 2025

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Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Este 24 de marzo se celebra el “Día de la Medicina Veterinaria Cubana”.

Aunque esta sección se dedica al Bienestar Animal, en vísperas del Día de la Medicina Veterinaria Cubana, es merecido el reconocimiento a todos los colegas que han estudiado y dedicado su quehacer profesional a esta noble profesión, cuyo objetivo es la salud, que indiscutiblemente contribuye al bienestar de los animales.

Si alguien dudara de la primacía de los médicos veterinarios en el Bienestar Animal, valdría la pena remitirse a las normas de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), que, además de asumir desde el año 2001 el liderazgo mundial en esta materia, en su Código de Animales Terrestres define las responsabilidades de los profesionales formados en esta carrera. Claro está, esas responsabilidades en cada país miembro son conducidas por las autoridades competentes; en el caso de Cuba, por el CENASA, al igual que en otras materias como la sanidad animal y la seguridad sanitaria de los alimentos de origen animal.

Ahora bien, eso es lo que conocemos que sucede hoy en el mundo, a la luz del desarrollo científico alcanzado desde el siglo XXI hasta la fecha en relación con la profesión veterinaria. Esta es una oportunidad para revisar y conocer someramente la historia de la Medicina Veterinaria. Según revisiones realizadas recientemente, el registro más antiguo de la Medicina Veterinaria tiene antecedentes más remotos, pues se refiere que se procedió a curar animales en Babilonia, un pueblo mesopotámico, y esas aseveraciones datan aproximadamente del 1700 a.C. y aparecen registradas en el famoso Código de Hammurabi. Antiguos filósofos trataron temas de importancia sobre la salud y el confort que necesitaban los animales en tan remota época. En un artículo anterior, citábamos a Aristóteles, el gran filósofo e investigador griego (384-322 a.C.), quien escribió 21 libros sobre la historia, la anatomía, el nacimiento, el comportamiento y otros asuntos relacionados con los animales.

La Medicina Veterinaria tuvo sus orígenes en la domesticación de los animales, como una necesidad del ser humano de solucionar los problemas sanitarios, reproductivos y de alimentación de los animales de producción y aquellos destinados al trabajo. Sin embargo, llegó el momento de formar personas capaces de ejercer y dedicarse específicamente a atender y curar a los animales, y eso ocurrió hace 264 años, cuando se creó la primera escuela veterinaria. El 4 de agosto de 1761, un decreto del Consejo de Estado de Francia autorizó abrir una escuela en la que se enseñaran públicamente los principios y métodos para curar las enfermedades de los animales. La primera escuela veterinaria en el mundo fue la de Lyon, durante el reinado de Luis XV. Claude Bourgelat, fundador de la escuela de Lyon, estaba convencido de la necesidad de una nueva profesión: la veterinaria, para contar con profesionales que contribuyeran a la prevención y el control de los complejos problemas sanitarios de las especies animales. Fue miembro de la Academia de las Ciencias Francesas y de la Academia Prusiana de las Ciencias, y publicó el trabajo “Elementos del arte veterinario”, obra fundadora de una verdadera medicina veterinaria científica. Ese mismo año, fue nombrado director de la recién creada Escuela Nacional Veterinaria de Lyon y en 1765 fundó la Escuela Veterinaria de Alfort.

Más tarde, se establecieron otras escuelas de veterinaria en diferentes continentes, y hasta hoy son cientos de universidades en todo el mundo las que se encargan de la educación veterinaria y de la formación postgraduada.

En Cuba, en La Habana, se estableció la Primera Escuela Libre de Medicina Veterinaria el 10 de abril de 1907, en la casa del Dr. Francisco Etchegoyen Montané, con el acompañamiento de los profesores Honoré H. Lainé, Francisco del Río Ferrer, Julio Brouwer Etchecopar y Ricardo Gómez Murillo, junto a los auxiliares de cátedra Juan Nicolau Gómez y Tiburcio de Acosta. Todos estos profesores eran graduados en universidades europeas y norteamericanas. Con una matrícula de aproximadamente 35 alumnos, todos hombres, se inició la docencia en el país. La primera mujer veterinaria, la Dra. Justina Gómez Piedra, logró graduarse en 1934. Antes del triunfo de la Revolución, se graduaron un total de 848 médicos veterinarios. A partir de esa fecha, con un paulatino desarrollo docente, se establecieron facultades en otras provincias y hoy el país registra miles de graduados.

La profesión veterinaria es noble y de beneficio social; es una profesión de servicio que tiene la función principal de diagnosticar, pronosticar, prevenir y tratar las enfermedades que afectan a los animales productivos, de trabajo, domésticos, de experimentación, salvajes y otros.

Los médicos veterinarios somos servidores públicos, cada uno desde su perfil, ayudando a los animales y a las personas que lo necesiten. Podemos ayudar a animales en situaciones vulnerables, buscar la cura de diferentes enfermedades que los afectan, algunas de las cuales todavía no tienen tratamientos óptimos, o evitar que los animales enfermen y transmitan determinadas patologías a los humanos.

El 24 de marzo de 1961 fue firmada la Resolución No. 254 por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el Capitán Antonio Núñez Jiménez, en la Sección de Sanidad Pecuaria del Dpto. de Producción del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), y así se unificaron los servicios veterinarios cubanos. Es por eso que en esta fecha se celebra con sano orgullo el Día del Trabajador de la Medicina Veterinaria Cubana, que reconoce, además de a los médicos veterinarios y zootecnistas, a otros profesionales, a los técnicos medios y a todos los que prestan sus servicios en este ámbito laboral.

En este año 2025, con el lema «¡Veterinarios cubanos por la seguridad alimentaria!», se está celebrando una Jornada Nacional por el Día de la Medicina Veterinaria organizada por el CENASA, con el apoyo del Ministerio de la Agricultura, el Sindicato Nacional de Trabajadores Agropecuarios y Forestales, los Departamentos de Sanidad Animal de las provincias, la Asociación Cubana de Medicina Veterinaria y sus filiales, las organizaciones políticas y de masas, y otros organismos y entidades relacionadas con la Sanidad Animal, instituciones dedicadas a la comunicación social y diferentes centros del país.

Finalmente, quiero decir que, desde mi percepción, elegir ser médico veterinario implica comprometerse con el mundo animal, pero también con la salud pública, con la producción de alimentos, su calidad, inocuidad y seguridad; con el desarrollo científico, con la gestión ambiental, con múltiples servicios públicos y con la sociedad. Es una profesión que no se limita a la finca o la clínica, dada su diversidad de aportes en la producción, los servicios, la docencia, la investigación y la comunicación social.

Puedo confesar que, en el plano personal, me siento inmensamente feliz de ser una mujer cubana de estos tiempos, que algún día soñó y logró graduarse como veterinaria para, desde su lugar, aportar a la sociedad en ese amplio perfil de ejercicio que la profesión me ha permitido. Agradezco a todos mis profesores, tutores, compañeros de trabajo, directivos y colegas en general, por sus enseñanzas, aportes, confianza y confraternidad. Felicidades a todos. ¡Viva el 24 de marzo!



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