Elaborar habanos es mi pasión infinita
A propósito de la celebración en Cuba del Día del Trabajador Tabacalero, este 29 de mayo, el Grupo Web del Ministerio de la Agricultura (MINAG) interrogó a Lázaro Tomas Pérez Gómez, torcedor del insigne Hotel Nacional de Cuba y de amplia experiencia vinculado al sector creando habanos para presidentes, artistas, empresarios y todo tipo de personalidades ilustres de la política, la economía y la cultura.
Por: Yuri Muñoz Perdomo del Grupo Web del Minag
9 de junio 2025
Establecer un diálogo con Lázaro Tomas Pérez Gómez, torcedor del la Casa del Habano del prestigioso Hotel Nacional de Cuba, resulta un verdadero acontecimiento de conocimientos en un universo tan popular y prestigioso como la fabricación de tabacos de las diferentes marcas con las que se comercializan los puros nacionales.
Además de torcer las hojas con celo y amor, este verdadero artesano también sabe aprovechar el espacio que le brinda su puesto de trabajo para conversar directamente con los clientes que visitan la instalación franquiciada por la Corporación Habanos S.A. en un entorno exclusivo, en condiciones óptimas de conservación y presentación del producto.
Para nada resulta difícil palpar a través de sus propias palabras las habilidades que ha adquirido en todos estos años y con las cuales puede torcer las hojas ya secas y listas para conformar el habano y velar por su calidad y empaque para su destino final, que no es otro que la comercialización.
En ese entorno tranquilo y ameno, fue interrogado por el Grupo Web del Ministerio de la Agricultura (MINAG) Pérez Gómez donde pudo significar todas las experiencias adquiridas acerca de sus andanzas por el afamado y apasionado universo de la creación de cada una de las marcas existentes.
– ¿Cuándo te iniciaste en este fascinante mundo y por qué?
Soy torcedor desde 1993 y me incliné por este oficio debido a la influencia de mi padre, quien fue también torcedor, y mi familia, oriunda de Santa Clara, participaba en las zafras tabacaleras y las cosechas de la provincia, y por tanto, siempre estaban asociada a todo lo relacionado con el tabaco. Desde niño siempre sentí cierta inclinación por este fascinante y apasionado universo, y ya de muy joven decidí pasar algunos cursos de formación de torcedor, aunque mi padre, poco a poco, me fue enseñando algunas de las habilidades propias del sector.
-¿Dónde comenzaste a trabajar formalmente y cuáles han sido las instalaciones por las que has pasado a lo largo de estos años?
En la Fábrica Partagás y mi profesor fue Santos y luego pase por casi todos los hoteles de Varadero, dígase Sol Palmeras, los de la cadena Meliá, Barlovento, el Tuxpan y el Complejo Atabey-Siboney, entre otros, hasta que luego emigré para la capital, donde trabaje en el Aeropuerto Internacional José Martí, los hoteles Neptuno y Tritón, el Palacio de Convenciones de La Habana y el Palacio de la Artesanía, en el centro histórico de la ciudad, y finalmente en el Hotel Nacional, donde me desempeñó desde hace mas de una década.
– Para ti, como torcedor de experiencia, ¿cuáles son las principales dificultades para devenir en un verdadero torcedor?
Como en todos los oficios existen algunas dificultades y habilidades que se superan y corrigen con dedicación y mucho empeño y a través de los años, y siempre se aprende, no obstante, hay que mostrar interés también y contar con ciertas habilidades. Además, hoy existen las escuelas de formación, creadas para pasar esos cursos, que van formando a los nuevos torcedores y donde te haces un verdadero profesional en este tipo de oficio. Muchos jóvenes pueden pasar hoy cursos igualmente de seis meses o de un año en las diferentes fábricas. Aprendes a manipular bien la tabla de madera, la chaveta, la guillotina y el casquillo, la goma, el cepo, entre otras, así como a diferenciar las hojas, las de tripa, de capa o capote.
– Lázaro, ¿eres capaz de hacer todas las vitolas y marcas, y cuáles son tus preferidas?
Claro, soy capaz de hacer todas las vitolas, desde un pequeño hasta uno grande, lo mismo una mareva, un Cañonazo, Julieta que un Robusto o un figurado o una pirámide. Aunque generalmente prefiero las vitolas grandes, uno Mediano o un Robusto, una Julieta o un Cañonazo, y los que están ahora de modas como los Behikes, 52, 54 o 56. Recuerda que uno trabaja siempre para el cliente y hay que saber qué es lo que prefieren.
– ¿Te ha apoyado tu familia en todos estos años de grata labor?
Pues claro, siempre he tenido el apoyo de toda mi familia, y tanto es así que hoy hasta mi hijo también devino en torcedor, al igual que yo y es capaz de crear todas las vitolas, y aunque no está en la última categoría, domina la gran mayoría muy bien. Desde niño sintió siempre cierta inclinación por este ameno y prestigioso oficio.
– ¿Cuantos reconocimientos has tenido a lo largo de estos años, y podrías mencionar algunas de las personalidades a las que has podido confeccionar un habano exclusivo?
En estos últimos días he podido torcer con frecuencia habanos para el popular escritor brasileño Carlos Alberto Libânio Christo, más conocido como Frei Betto. También para el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, a jeques, y a otras importantes personalidades y funcionarios del país y de otros estados y gobiernos. En cuanto a los reconocimientos, he recibido tantos a lo largo de mi vida que hoy apenas los puedo recordar.