Apuesta por la agroecología
Por: María de las Nieves del Grupo Web del Minag
25 de septiembre 2025

Cuando el joven artemiseño Raudel García Peña decidió dejar su trabajo como chapista para dedicarse por completo a la agricultura, supo que era un paso arriesgado, pero estaba convencido de que el futuro estaba en la tierra.
“En los inicios, el cambio fue impactante, debido a que los ingresos en la chapistería eran atractivos y comenzar a responsabilizarme con la finca, a pesar de la tradición familiar, era un reto”, afirmó.

La decisión la tomó cuando su abuela, María Andrea Cordero en reunión familiar, lo conminó para que asumiera junto a ella, la responsabilidad de la finca San Juan Bautista, asociada a la CCS Antero Regalado.
Transcurría el año 2018, y ya para ese entonces, la finca sentía los beneficios del Proyecto de Sostenibilidad Alimentaria en los Municipios (PROSAM), que potenciaba la agroecología, se apostaba por la protección del medio ambiente y mayor producción de alimentos para el pueblo.
“El cambio hacia la agroecología fue fuerte, dejamos de usar los fertilizantes y bioplaguicidas, y en un inicio, nos afectó la estabilidad de la producción que hasta entonces teníamos y debido a esto tuvimos afectaciones económicas”, recordó.

Fue a partir de los dos años que, en esta finca de innovación y aprendizaje (FIA), empezaron a ver los resultados del proyecto. “Crecimos en todos los sentidos. Anteriormente, solo podíamos contratar una o dos personas; a partir del proyecto, se incrementó el número de empleos, y llegamos a tener en períodos óptimos, de 10 a 15 trabajadores, quienes ganan entre 20 y 25 mil pesos al mes”.

La responsabilidad asumida, hizo que Raudel meditara sobre la necesidad de encaminar sus estudios. Fue así que matriculó mediante el curso para trabajadores, en la Universidad de Artemisa, Julito Díaz González, para estudiar ingeniería agrónoma. La tesis estuvo muy apegada a su experiencia de vida.
“La hice sobre la transición ecológica, a partir de los trabajos realizados en la finca desde el 2020 al 2022”, expresó. No le bastó con concluir su carrera en el pasado año y ser el graduado más integral del curso, si no, que ya comenzó a realizar su Maestría en Agroecología y Agricultura Sostenible.
Acercarse a la ciencia ha sido una necesidad. “Hoy tenemos convenios de trabajo con varios centros de investigación. Con el Instituto de Investigaciones Hortícolas Liliana Dimitrova, por ejemplo, estamos haciendo uso de los microorganismos eficientes.
“Y con el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) vamos a validar una variedad de Flor de Jamaica. Trabajamos con ellos desde hace cuatro años”.
Enamorado de la agroecología, destacó que, apuesta por una agricultura más natural, más a lo orgánico. “Proporciona un mejor desarrollo de los productos, son más sanos y no se daña el medio ambiente”, afirmó.
Dedicados en lo fundamental a la producción de hortalizas, dijo que los productos se venden en el mercado local, puntos de venta móviles y fijos, entre otros contratos establecidos, además de la existencia de una tienda online.
La aspiración de Raudel es que la finca se convierta en un aula anexa. “Tuve la experiencia de que muchos compañeros de la universidad estaban haciendo una ingeniería y no podían identificar muchas plantas, eso me chocó. En la parte teórica, me aventajaban, pero en la práctica, la cosa cambiaba.
“Yo quiero que los estudiantes, lleguen más al campo, y estoy dispuesto a ayudar en lo que sea necesario. La rectora de la Universidad del territorio está muy entusiasmada con la idea”, aseveró.
Sus sueños miran al futuro, y de seguro, la tierra pródiga de Artemisa, y su tesón por seguir innovando y apostando a la agroecología, darán más y mejores frutos.
