La Cuba: resurgir de su propio suelo

Por:  Grupo Web del Minag.

7 de agosto 2025

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Es imposible medir la estabilidad en horas, en dos o tres días, en una semana; menos si se requiere de esa estabilidad a futuro, para que trascienda, para que sostenga. El mercado La Cuba, erigido en tiempo récord, en la ciudad de Ciego de Ávila (inaugurado este 25 de julio) es reflejo de la recuperación de la empresa que lo sustenta.

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Fue la osadía del ímpetu; el homenaje de los trabajadores y colectivos de la entidad para recibir una fecha histórica: el asalto rebelde al Moncada, y lo convirtieron en símbolo. Un mercado atípico, pensado para clientes, obreros, beneficio y comercialización con normas de higiene y calidad que lo distinguen.

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El abastecimiento diario desde el polo productivo (empresa, cooperativas y usufructuarios) que repletan hasta cinco camiones de viandas, hortalizas, frutas y productos elaborados mantiene la oferta como puro reflejo del rescate de producciones tradicionales: plátano y papa, y de otras muchas que se obtienen gracias a la visión de diversificar variedades y ampliar los mercados.

No hay picada en la caída

Muchos ven la caída productiva de La Cuba como un suceso tremendista: de la estabilidad, el éxito económico y la presencia en importantes mercados del país a pérdidas económicas, devastación de las plantaciones, éxodo de la fuerza laboral. La Cuba no fue una excepción, fue el reflejo de una aguda crisis que privó al sector agrario de recursos, insumos y maquinaria para hacer parir la tierra.

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Ahora, casi una década después del inicio de aquella caída, soplan otros aires, hay un espíritu renovador y apoyo de entidades del propio Ministerio de la Agricultura: “Todavía tenemos más de 25 tractores de los que nos fueron prestando para alistar tierras y hacer plantaciones”, comentó Ariel Nieves Concepción, director general de la empresa.

“El plátano Gran Enano, la variedad típica de la empresa, es muy exigente; es sensible a la sigatoka y ante la imposibilidad de contar con la aviación agrícola para las fumigaciones, decayeron las plantaciones y por consiguiente las producciones.

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“Hace un año recuperamos la pista, comenzamos por la fumigación en 50 hectáreas cubiertas de plátano y ya multiplicamos por siete esa cifra; además aplicamos fungicidas obtenidos a partir de los excedentes de las plantaciones, una combinación que está resultando positiva”.

Y desde hace algún tiempo, La Cuba no es solo plátano. Una veintena de productos se cosechan a diario, prescindiendo de aquellos que algunos mal llaman exóticos, aun cuando nos distinguen como las anonáceas, el mamey, el aguacate, la lechuga y otros más.

El mercado, el único que tiene la empresa en la ciudad, es el reflejo de la diversificación y recuperación de La Cuba, exactamente del polo productivo que apuntala ese emporio, entidad imprescindible en la geografía y en el paladar de cubanos y visitantes extranjeros.

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Los precios son otro “toque” de ese mercado. Pareciera incierto encontrar que la libra (todos se relacionan con esta medida) de plátanos oscile entre 18 y 23 pesos, y que otras viandas y frutas no lleguen a esas cifras, mientras los que están beneficiados no superan los 60. Aumenta el valor de los elaborados sin llegar a los precios de los que muestra el resto del comercio minorista.

Rescatada la fuerza de trabajo y batallando contra los demonios del recrudecimiento del bloqueo y la crisis económica, La Cuba se levanta en el municipio Baraguá, de Ciego de Ávila, en aquella viril llanura de historias y leyendas.



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