Volver a empezar, volver a sembrar

Por: Grupo Web del Minag

 11 de noviembre 2025

Cuando pasó el huracán, un campesino lloró por la pérdida de su cosecha. Lo lamentó más que el techo caído de su casa. Hubo alguien que no lo entendió. “¡Cómo que vas a llorar por las matas de plátano que están en el suelo!”, le dijo un vecino. Pero a él no le importó. Dejó que las lágrimas corrieran por su rostro curtido por el sol. Duele cuando un huracán de paso como Melissa, destruye en unas horas lo que ha costado meses conquistar.

Cuando un campesino pierde su siembra, también se va un pedazo de su alma. No solo es la yuca o el boniato que se pudre; ahí están concentradas horas de sacrificio, de andar con la guataca quitando malas hierbas, y evitando plagas; ahí está el sustento de la familia y de los vecinos.

Luego del impacto y el dolor que causa toda pérdida, cada mujer u hombre que cultiva la tierra, sabe que no puede detenerse en lamentaciones. ¿Cuántas pruebas han pasado los cubanos? En los últimos años, varios ciclones intensos han hecho mucho daño en la Isla. En la agricultura los daños han sido considerables y siempre se han levantado, con fuerza y energías renovadas.

Hay que volver a empezar, volver a sembrar. Primero trabajar sin descanso para el acondicionamiento de las áreas que permitan la siembra de diferentes cultivos de ciclo corto a fin de asegurar, en el menor plazo posible, la alimentación de los damnificados y de la población. De eso, todos tienen claridad. La urgencia es la que decide.

A veces, la naturaleza se torna implacable, pero el noble campesino y el obrero agrícola, después del huracán, vuelven a la bondadosa tierra a enamorarla, a conquistarla, a sacarle los frutos con el sudor de su frente.

 

 

 



Tu valoración

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (4 votos, promedio: 5,00 de 5)

¿Qué Opina Usted?

Por si acaso, su email no se mostrará