Raíces y Renacer: La Tierra y la Luz que nos Sostienen
Por: MsC. Leidis Rodríguez Linares.
28 de septiembre 2025

En los campos cubanos, al caer la tarde, se mezcla el olor de la tierra recién labrada con el rumor de generadores que cobran vida. Son los sonidos y aromas de una isla que aprende cada día a sacar fuerza de sus limitaciones.
Las manos de nuestros agricultores cuentan historias de perseverancia. Manos que siembran con lo que hay, que riegan con lo que alcanza, que cosechan contra pronóstico. Estas manos no trabajan solas. Las acompañan técnicos que llegan con soluciones prácticas, vecinos que comparten semillas, familias que transforman patios en huertos. Es una red invisible de solidaridad que convierte cada pedazo de tierra fértil en un acto de fe colectiva.
Por las noches, cuando las luces titubean, otros héroes anónimos entran en acción. Los electricistas que recorren kilómetros para reparar una línea, los ingenieros que diseñan sistemas adaptados a nuestras realidades, los jóvenes que instalan paneles solares con dedicación artesanal. Su labor no es solo técnica; es humana, profundamente humana. Saben que detrás de cada interruptor hay un niño que quiere estudiar, un abuelo que necesita su medicamento, una madre que cocina para su familia.
La relación entre la tierra y la energía en Cuba es como un baile íntimo. Cuando falta el riego por problemas eléctricos, los campesinos improvisan sistemas manuales. Cuando escasean los combustibles, surgen los biodigestores que transforman desechos en energía. Cada solución nace de la necesidad, pero se nutre de la creatividad que nos define como pueblo.

Terreno de la Finca Trinidad. Foto tomada por Leidis Rodríguez Linares, agosto 2025.
En los mercados agrícolas se ve esta conexión vital. Los campesinos llegan antes del amanecer, sus productos viajan en camiones que a veces funcionan con combustibles alternativos, se venden bajo luces que parpadean, pero no se apagan. Es el ciclo de la vida cubana: imperfecto, pero lleno de sentido.
Los desafíos son muchos, cierto. Las sequías prueban nuestra paciencia, los equipos envejecen, los recursos escasean. Pero en cada comunidad hay ejemplos que inspiran: la escuela donde los niños cultivan su huerto, la cooperativa que comparte sus excedentes con el hogar de ancianos.
Esta es la Cuba real, la que no se rinde. No porque ignore las dificultades, sino porque las enfrenta con lo mejor que tiene: su gente. Gente que convierte problemas en proyectos, que transforma obstáculos en oportunidades, que sigue sembrando porque vale la pena.
La luz que buscamos no solo ilumina casas; alumbra caminos. Los frutos que cosechamos no solo alimentan cuerpos; nutren esperanzas. Y en este empeño colectivo, cada pequeño logro sabe a victoria, porque es el resultado del esfuerzo de muchos, del sudor de todos, de la convicción compartida de que juntos podemos cultivar un mañana mejor.
Institución de procedencia: Centro de estudios de técnicas de dirección.
Ciudad: La Habana.
País: Cuba
Correo electrónico: leidisrodriguezlinares@gmail.uh.cu
Código ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4684-3105
