Gallinas para las montañas
Por: Manuel Pampín Balado, Investigador Titular del Instituto de Investigaciones Avícolas
2 de abril 2025
El mérito principal que se le atribuye a la gallina semirrústica es su contribución como alimento durante el conocido periodo especial, cuando la producción intensiva de huevos cayó a menos de la mitad; sin embargo, este programa surgió antes, en apoyo a la seguridad alimentaria de las poblaciones de zonas montañosas, unas 700 mil personas, que tenían la responsabilidad de las producciones forestales, de café y cacao.
La proyección que hicimos para esos núcleos poblacionales sentó las bases para extenderlo a todo el país en patios de campesinos y autoconsumos de organismos, zonas rurales, semiurbanas y hasta urbanas en ciudades importantes.
Se inició el desarrollo de una gallina capaz de producir en condiciones ambientales adversas con un mínimo de inversión de recursos, sobre todo, de piensos balanceados elaborados con materias primas de importación.
La gallina semirrústica, se logró mediante cruzamientos. Mantiene las características de rusticidad de las criollas, se reproduce por incubación natural, tiene baja mortalidad, es capaz de producir sin consumir piensos convencionales, se comporta bien ante condiciones ambientales adversas y puede lograr de 180 a 190 huevos al año en granjas de reproducción.
Sus huevos poseen alta fertilidad, y en condiciones de crianza en patios de campesinos, pueden aportar de 10 a 12 huevos mensuales. Con la colaboración de la Empresa Avícola Granma se seleccionaron hembras y machos de las poblaciones de patios de los campesinos de esa zona oriental, las cuales se cruzaron con hembras y machos de la raza Rhode Island Red, del genofondo del Instituto de Investigaciones Avícolas. A la progenie resultante la llamamos gallina semirrústica.
Se construyó una granja de reproductoras con su planta de incubación y un área de inicio y desarrollo, en el poblado de Buey Arriba, en un lugar conocido por Ataque a Bueycito. Fue la primera granja de reproductoras del país, de allí y del instituto salieron los reemplazos para las granjas que fueron creándose en todas las provincias, alcanzando las 40 mil reproductoras, capaces de producir 3,5 millones de pollitos cada año.
Este tradicional sistema de producir huevos y carne de aves de manera extensiva, traída a la situación particular que vivía el país, se llamó avicultura alternativa, incorporándose posteriormente otras formas como los pollos camperos, pavos, codornices y patos.
Con el apoyo de la Unión de Empresas Avícolas (UECAN) y de la Sociedad Cubana de Productores Avícolas (SOCPA) se desarrolló un plan de capacitación de los criadores que se incorporaban al programa, para lo cual se emplearon manuales, folletos, conferencias, programas radiales y televisivos, videos, eventos, cursos…, para lograr éxitos en la cría de gallinas.
También se recibió el apoyo de la FAO y de la Red Internacional para el Desarrollo de la Avicultura Familiar (RIDAF), mediante la realización de talleres, conferencias y encuentros en el Congreso Centroamericano de Avicultura de La Habana, el Congreso Latinoamericano de Avicultura, de Bolivia y el Congreso Mundial de Avicultura, de Montreal.
El movimiento de Huertos Populares, iniciado a principios de los años 90 como parte de la resistencia del pueblo ante el periodo de limitaciones de todo tipo, principalmente de alimentos, ha demostrado que es un aspecto importante en la canasta familiar. Cientos de familias ya consumen como alimentos básicos exclusivamente lo que producen en sus propias parcelas.
Una experiencia que trata de combinar la parte agrícola con la crianza de animales menores, donde los desechos de unos se utilicen para provecho del otro y la alimentación de los animales se produzca en el propio huerto.
A inicios de los años 90 comenzó el Programa de Aves Semirrústicas, un esfuerzo cooperado del Instituto de Investigaciones Avícolas, la Empresa Avícola de La Habana y las direcciones del sector Cooperativo-Campesino.
El Programa logró cerrar ese año con 38 mil aves vendidas al sistema de la Agricultura de la Ciudad, UBPC, CCS, fincas, autoconsumos estatales y a productores de huertos populares.
La aceptación y resultados del programa, limitado actualmente ya que la demanda de aves supera las posibilidades de entrega, aconseja su reinserción en la producción de alimentos más económicos y con la soberanía del sustento de las aves.